Capítulo 1

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Mi reino fue atacado por segunda vez cuando tenía veintidós años

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Mi reino fue atacado por segunda vez cuando tenía veintidós años. Lo que hicimos entonces mi madre y yo fue mantener a salvo al pueblo por si otra amenaza estuviera cerca. Luego, fuimos a nuestra fuente confiable de magia, Alyssa. Ella era una especie de hermana para mi difunto padre. No estaba unida a mi familia por vínculo de sangre, sino que se ganó el título por el amor que le tenía Alexander.

En el camino hacia su cueva hablé con mi madre sobre lo que haríamos respecto al ataque, ambos tuvimos la idea de meter a algún infiltrado en lo que sea que los humanos estuvieran planeando. Daphne, mi madre, aceptó, pero se ofreció a ser una infiltrada, a lo que me opuse al instante.

Sonará egoísta, en ese momento lo fue para mí, sin embargo, no iba a permitir perder a mi madre también y por la misma razón. Así que me ofrecí a ser el infiltrado. Estando ya con la bruja, le explicamos el plan, me estaba preparando mentalmente a que iba a ser convertido en humano, entonces su especie no me agradaba para nada.

No quería caer en su error por culpa de algunos: decir que todos eran seres horripilantes. No obstante, me causaban repulsión además de que eran algo desconocido para mí más allá del daño que parecían hacerle a mi vida y a los que amé.

Pasaron dos días donde estuvimos puliendo el plan y Alyssa salió a la superficie a hablar con Yoongi, un humano en quien confiaba mi familia. No lo había visto desde la muerte de mi padre, pues desde ese día decidí no salir a la superficie.

La mañana en que salí al mundo de los humanos se sintió extraña, el sol hacía mucho que no daba directamente contra mi piel y hace mucho que no sentía la brisa ni mucho menos veía como los alrededores habían cambiado.

Vi el castillo a lo lejos, las ventanas de los cuartos que antes solía ver pensando en lo que ocurriría allí eran cubiertas por la vegetación que creció tras tantos años. También, estaban abiertas. En esa parte de la costa no había nadie. La vegetación se había incrementado a tal punto de cubrir más partes del castillo que solo algunas ventanas; los árboles y los arbustos aumentaban cada vez que te alejabas de la playa; era un lugar mágico para los humanos al presentarse una frontera de zona arenosa y luego vegetación, se trataba de un valle extenso y que se hacía más pomposo al alejarse en camino a las cuevas que iban mucho más lejos de lo esperado tras el mar. Muchas de estas no habían sido exploradas por los humanos por el miedo a perderse entre la vegetación.

Sobre Yoongi Durand: él fue un humano tratado de loco porque solía hablar mucho de los misterios del océano. Nadie le creía. Tuvo un conflicto con el castillo antes de que sus ideas cobrarán más fuerza a través de sus dibujos, algo de lo que me enteré un poco tarde. La corona se encargó de manchar más su nombre de loco y lo apartó de la sociedad. Por eso vive en una de las cuevas que les describí. Era muy hogareño el lugar.

—¿Jungkook viene con usted, su majestad? —preguntó él a Daphne.

Mi corazón dio un salto, su voz sonó más gruesa de lo que recordaba. Suspiré y salí poco a poco, dejé ver mis cabellos azules y mis ojos verdes primero, quería inspeccionar el lugar, pero mi cercanía a Yoongi no lo permitía, además solo pude prestarle atención a su sonrisa fraternal que no me había dado cuenta de cuánto lo extrañaba. Entonces, él ya tenía un poco más de cincuenta años, la edad que hubiera tenido mi padre si hubiera estado vivo.

El Príncipe Perdido | TaeKook/KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora