Sus pasos resonaban en la casa, hoy, 12 de Julio era su primer día con once años.
Aunque no lo parecia, esa pequeña chaparrita cumplió ayer once años.
Se sentó frente a la única ventana descubrierta y totalmente inaccesible por un mago y observó hacia afuera.
Una pequeña llovizna se había desatado, el cielo de Hosmeagde estaba totalmente gris, común cuando ella estaba triste o deprimida. Las nubes cubrían el cielo, eran casi negras, ¿Por qué la niña estaba triste?
Su cabello castaño, casi rubio, caía desordenadamente por su espalda, llegando casi hasta su cintura.
Sus ojos azules miraban la ventana, buscando algún signo de una lechuza de Hogwarts.
Hace días que era lo único que hacía, esperar a que llegara esa carta.
Hasta que sucedió.
Una lechuza entró por esa ventana.
Dejó la carta sobre el regazo de la niña y se fue.
Tomó la carta con dedos temblorosos y leyó para quien iba diriguida (Aunque no era necesario, vivía sola).
"Señorita S. M. Lupin,
Casa de los gritos,
Hosmeagde."
Abrió el sobre y sacó la carta, esta vez con una leve sonrisa.
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA
Director: Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore [Orden de Merlín, primera clase, jefe de magos del Wizengamot]
Querida Srta. Sidney M. Lupin
Tenemos el placer de informarle que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente,
Minerva McGonagall, subdirectora
De un salto se levantó y corrío hasta su habitacion algo vieja e impecable.
A pesar de su edad, era muy organizada. Siempre ordenaba todo, bueno, aunque no sola.
Nunca trataba con nadie más que sus amigos, que la visitaban todos los días, por la tarde y noche.
Durante las vacaciones, sus visitas eran menos constantes, durante ese plazo una elfina domestica la cuidaba, la misma que lo hacía antes de que tuviera ocho años.
En ese momento, un lobo y un ciervo entraron en su habitación corriendo.
Ella no lo notó, puesto que estaba muy ocupada leyendo lo que necesitaba.
Hasta que una respiración en su espalda la sacó del mundo de sus pensamientos.
-Vayanse, no quiero hablarles.- Asi es, la pequeña maga era muy rencorosa.
Pero como no serlo, habían roto una promesa de oro, casi la única que era importante para ella.
Habían prometido estar con ella cuando fuera su cumpleaños estarían con ella, esperarían su carta, verían como la lechuza llegaba volando entre el celeste del cielo, con los reflejos del sol en sus plumas.
Pero ellos habían roto su promesa, ¿Cómo confiaría en ellos, estando en Hogwarts?
¿Cómo podría estar con sus mejores amigos, si ellos la habían (Prácticamente) apuñalado por la espalda?
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