VI. Lágrimas de Dragón

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N/A: ¿Admiraste la imagen? Bueno, le pertenece a ikah ueki y está en Artstation (link: https://www.artstation.com/artwork/aY9bER) junto a otros trabajos que no tienen relación a Genshin Impact pero que son igual de interesantes. Ah sí, me disculpo de antemano si Venti parece un poco OOC o no en este capítulo... lo dejo a tu discreción, gracias~   


Sabías que algún día los volverías a ver —a Aether y a su compañera flotante—, pero lo que no te esperabas era reencontrarte con ellos tan oportunamente pronto.

Las rondas de música y de cantos versados en la plaza duraron hasta entrada la noche, cuando el sol se ocultó por completo en el horizonte. E incluso, en ese punto, aún quedaban algunas personas que pedían nostálgicamente escuchar una última canción. De la cantidad decente de bardos que habían hecho sus presentaciones a lo largo del día, ahora en la plaza solo estaban Venti y tú. Bueno, sí, él y tú eran los últimos bardos que permanecían en el lugar. Pero, entre los dos, Venti era el único bardo que seguía en acción. Haciendo lo que mejor se le daba hacer: tocar su lira y cantar libremente para otros.

¿Quién era Venti para decirles que no a sus oyentes? Algunas de sus monedas de Mora tintineaban en los bolsillos de su pantalón, en los tuyos también cada vez que te movías. Por la sonrisa juguetona que surgió de sus labios al mirarte y luego al resto de su pequeño público, supiste que él aceptó la petición sin pensárselo dos veces.

Tú eras ahora una oyente más de sus canciones, al igual que esas pocas personas que estaban ahí reunidas, esperando a lo que sería el cierre de su interpretación. Mientras Venti pensaba en cuál sería la canción ideal para ello, tú le diste otro mordisco a la brocheta de champiñones y pollo que tenías a la mano. Una de las comidas más sencillas pero deliciosas que habías comprado con parte del dinero que ganaste durante el día, dinero que ojalá —y con algo más que suerte— Venti no se lo fuera a gastar todo en otra de sus grandes pasiones.

El alcohol, el jodido alcohol.

No tenías nada en contra de su amor por el alcohol o por cualquier otra cosa banal que le diese tanta importancia. Después de todo, él era el Dios de la Libertad. Te sentirías como toda una hipócrita al querer arrebatarle parte de su libertad, esa misma libertad que él te dejaba tener con tus propias aficiones y forma de ser. Para gustos, los colores. Porque hasta tú también compartías algo de ese amor que él sentía por las bebidas alcohólicas, pero solo un poco y nada más. Simplemente no querías lidiar tan rápido esta vez con Venti estando borracho en tu presencia, resistiendo su afecto excesivo e insinuaciones subidas de tono como ya se había dado en reiteradas ocasiones anteriores.

Dejaste a un lado el pensamiento de ese escenario, optando mejor por regresar nuevamente tu atención a tu brocheta para terminar de comerla, y fue ahí cuando los vistes. Aether y su pequeña amiga voladora, ambos acercándose al centro de la plaza. No pudiste evitar sonreír inconscientemente al notar un brillo en los ojos amarillentos del viajero, el brillo del reconocimiento al verte. Diste unos cuantos pasos fuera del poco tumulto de personas para poder hablarles frente a frente.

—Parece que nos encontramos de nuevo. ¿Qué tal, forasteros? ¿Vinieron a escuchar un poco de bella música? —preguntaste con un tono alegre, sonriendo amablemente mientras te quitabas el sombrero como saludo hacia ellos antes de que volvieras a ponerlo en su lugar.

—¡Oye, Paimon te recuerda! ¡Tú eras la persona extraña que montaba ese caballo blanco con-! —Empezó Paimon a decir en voz alta, aunque sus exclamaciones fueron rápidamente interceptadas por ti misma al replicarle al instante.

—¿Persona extraña? ¡Já, buena esa! —reíste en incredulidad mientras mirabas de reojo al pequeño público de Venti. Por suerte, estas personas estaban demasiado absortas en las tonadas del bardo como para prestarle atención a lo poco que había logrado decir Paimon antes de que la interrumpieras—. Pero sí. Yo también me acuerdo de ustedes. Pueden llamarme Freya si quieren, creo que no se los había dicho antes.

Ameno: Que el Viento Te Guíe [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora