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Alexia

Temrminé de preparar el desayuno y salí al patio para desayunar. Todos habían salido temprano y yo sin poder adaptarme bien a los horarios seguí durmiendo

Miraba como el jardinero arreglaba las rosas de la señora Helena y podaba los árboles que decoraban aquel majestuoso jardín

Me llevé la taza de café a la boca y di un sorbo

¿que hacía alguien como yo en este lugar?

-hola- me asusté al escuchar a alguien a mis espaldas

Era Aurora

-hola Auro, cómo andás?- sonreí

-bien, recién llego del colegio- pude notar su uniforme

-sabes algo de tu hermano?- pregunté

-si, ahí está- señaló a mis espaldas

Camilo venía hablando por teléfono, tenía un traje gris aunque su camisa estaba desabrochada en los primeros botones como siempre y los anteojos negros que tenía puesto no me permitían verlo a los ojos

que linda imágen...

-buen día hermosa- me dió un beso en la frente

-por qué no me despertaste?- pregunté

-te veías tan linda durmiendo que me dió pena- escuché la risa de Aurora

-que chamuyero que es usted señor Moretti-

-solo soy chamuyero con la mujer que me importa- besó mis labios fugazmente haciendo que yo me sonroje

...

Era la tarde y estaba por salir con Aurora y Helena a merendar, como Camilo estaba ocupado decidí que era buena idea recorrer Italia de una manera más tranquila

Para merendar fuimos a una cafeteria realmente elegante, no era a mi nivel pero no le podía negar nada a Helena

Estuvimos hablando muy tranquilas las tres, me enteré que Auro va al último año de secundaria y va a seguir la carrera de contaduría pública. También que Helena y Omar (su marido y padre de Camilo) llevan más de cuarenta años juntos

Al terminar decidimos caminar un poco por las bellas calles de la ciudad hasta que oscureció y volvimos a la mansión

- al fin volvieron mis mujeres- fue la voz de Camilo que  apenas cruzamos escuchamos

-yo me voy a descansar- habló Helena - hasta mañana chicos

-yo también me voy- Aurora saludó y se fue

-quedamos solos- dijo Camilo mientras se acercaba a mi

-lamentablemente- sonreí falsamente

-vanos al cuarto- agarró mi mano y nos guío hasta su cuarto

Apenas cerró la puerta ya tenía sus labios pegados contra los míos besándome tan intensamente y no pude resistirme. Su toque solente aumentaba el calor corporal, necesitaba más de el

-estás segura?- preguntó

-si, hacelo ahora- respondí

Y lentamente fui cayendo a los pies de mi jefes, literalmente



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