4. how were you to know?

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⭐ 。・:*:・゚capitulo cuatro
¿cómo ibas a saberlo?

SOKOVIA — 2014

Las protestas no debían ser un entorno tan habitual para una chica como Wanda, pero realmente nada en su vida era como la opinión popular solía pensar sobre las jóvenes de su edad.

Así mismo, las protestas no eran como las personas solían creer, solo eran jóvenes alzando sus voces para pedir mejores condiciones de vida, de modo pacifista y unidos por aquella causa. Hasta que la policía llegaba, y aunque fueran los culpables del caos sus uniformes les brindaban una imagen intachable para modificar la historia a su antojo ante el ojo público.

Tal como ocurrió en ese momento, cuando los policías anunciaron su llegada con bombas de gas, alertando a todos, creando histeria, contrataques y aquel caos en el que centraban la atención luego.

— Pietro, tenemos que irnos. —insitió la castaña, afianzando su agarre en el brazo de su hermano.

— Si, ve adelante. —ordenó empujándola levemente.— Corre.

Wanda atravesaba el mar de personas como podía. Gritos, empujones, gas, polvo; la rodeaban demasiadas cosas, excepto a quién no debía perder de vista.

— ¿Pietro? —preguntó al aire, exasperada cuando no lo vio a sus espaldas la cuarta vez que volteó.— ¿Pietro?

Pudo distinguir su cabellera entre algunas personas, los empujaba ligeramente para hacerse paso, dando algunos saltos para intentar localizarla por sobre la gente.

— ¡Wanda, ahí v-!

Las personas a su alrededor gritaron sorprendidas, una figura empujó a su hermano enviándolo al suelo, pero advirtiéndole que tuviera cuidado a la vez.

El corazón de Wanda latió con rapidez, desesperada, sin aliento. Si algo odiaba de aquellas multitudes era alejarse de su hermano. Le aterraba la soledad.

Empujó a cuántas personas se atravesaban a su paso, pidiendo disculpas torpes, haciendo todo para llegar hasta él.

— Hey, hey, levántate. —ordenó, tomándole la mano que él aceptó.

— Estoy bien, estoy bien. —aseguró su gemelo, apretando su mano, ese ligero toque hizo que se sintiera a salvo de nuevo.— Ella recibió el disparo por mi. Es la niña rubia. —aclaró y Wanda se acercó a la chica en el suelo.

— ¡Violet!, ¡Violet! —la llamó, buscando tomarla del brazo para levantarla. Su otra mano estaba sobre su costilla donde estaba sangrando, al igual que el brazo contrario.

Perdigones. Había recibido dos por Pietro.

— ¡Violet! —escuchó otra voz acercarse, al levantar la mirada, allí estaba. Dimitri, el chico de los ojos azul grisáceo, ahora levantando a la rubia por el otro lado.— Vi, debemos salir de aquí.

— Violet, te llevaremos a mi casa —anunció Wanda, el hombre frente a ella asintió, recordando que por la cercanía del lugar era que habían terminado allí la última vez.— Estarás bien.

— Si, si...vamos. —concordó la rubia, hablando por primera vez aun sin aliento.

Dimitri rodeó por la cintura a su amiga, presionando su herida del costado, caminando con ella casi a cuestas para huir de allí. Wanda iba a seguirlos, hasta que por inercia volteó a sus espaldas, sin encontrar a Pietro.

— ¡Pietro!

Volteó a todas partes, dando un par de vueltas sobre su propio eje, hasta que lo vio forcejeando contra la policía.

HOUSE OF MADNESS ♤ w. maximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora