6. you held me close

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⭐ 。・:*:・゚capítulo seis
me mantuviste cerca

Wanda comenzaba a creer que la gravedad seguía atrayendola hacía Dimitri.

Había pasado una semana desde que Violet se fue, una vez sus heridas no sangraban con cualquier toque accidental. La rubia le había pedido que se vieran más seguido ya que le agradaba su compañía, a lo cual aceptó gustosa, adoraba la idea de tener una amiga.

Al contrario, ver a Dimitri fue bastante inesperado.

La sokoviana estaba en su casa, como de costumbre, haciendo un poco de limpieza para evitar el aburrimiento. El televisor estaba encendido reproduciendo The Dick Van Dyke Show, lo conocía tan bien que incluso sin verlo y con solo escucharlo a medias podía saber que ocurría.

Y sabía muy bien que en ese momento del episodio nadie tocaba la puerta... entonces tenía que ser la de su propia casa.

Se acercó con lentitud y confusión, esperando si tocaban otra vez o ya se habían ido. Aun no era hora de que Pietro volviera y él jamás llegaría tocando, si olvidaba su llave comenzaría a gritar y llamarla para que le abriera.

Lo cual no ocurrió, porque se escucharon más golpes en la puerta.

— ¿Quién es? —preguntó con duda. Pensó en como nada garantizaba que le respondieran de forma honesta, pensó en que debió intentar sonar más firme, pero ya era una tontería arrepentirse.

— Wanda, soy Dimitri. —anunció, y a la chica le costó un momento creerlo, de no ser porque reconoció su voz, no lo hubiera hecho.

— ¿Qué haces aquí? —cuestionó nuevamente, y esa vez si sonó tosca, cuando lo que menos quería era sonar molesta, no con él.

— Vine a hablar con Pietro.

— Pietro vuelve más tarde. —explicó simple, decepcionada muy dentro de sí.

— ¿Cuánto más tarde? —insistió, con la voz bastante alta para que lo escuchara a través de la puerta.

— No lo sé, unas dos horas, tal vez.

— ¿Podría esperarlo adentro? —pidió tras unos segundos de silencio en los que ella no le ofreció entrar.

Se estaba haciendo la difícil, lo cual no estaba en los planes de ninguno de los dos. Pero, primero, Pietro los mataría, y segundo, se ponía ansiosa de solo pensar en volver a estar tanto tiempo sola con él.

— No, nadie puede pasar mientras estoy sola. —explicó simple, esperando que lo entendiera y se fuera.

— ¿No crees que tu hermano estaría más tranquilo si sabe que alguien te está acompañando? —ofreció, y no debía sacar de contexto esa frase, pero no podía no hacerlo.

Era su promesa, cuidarla, no dejarla sola.

— No, ciertamente no. —se negó, queriendo mantenerse firme. Solo lo diría y seguiría viendo televisión.

Hasta que lo escuchó hablar de nuevo.

— ¿Podrías al menos abrir la puerta? No es muy agradable hablar así. —se quejó en tono de broma.

Pero lo que no era broma es que sí quería hablar con ella.

— No dejarás de insistir, ¿verdad? —indagó la sokoviana a un paso de rendirse.

— No, ciertamente no. —respondió de la misma manera en que ella lo hizo antes, por lo que tuvo que reprimir una sonrisa.— Sé que no me dejarías aquí afuera mucho tiempo. —la retó.

Wanda colocó su mano sobre el picaporte, debatiéndose que hacer. Ella estaba bien sola, pero no podía dejarlo allí.

Pietro le había advertido que no debía dejar pasar a ningún desconocido, porque podría correr peligro si estaba sola, pero tras algunas semanas ya no era un desconocido, no cuando la trataba con lo más cercano a cariño que había experimentado.

HOUSE OF MADNESS ♤ w. maximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora