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—¡Blasty vamos a jugar a las escondidas!— Me dijiste emocionado

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—¡Blasty vamos a jugar a las escondidas!— Me dijiste emocionado. 

Ya había pasado unas semanas desde que "vivimos" juntos y empezaba a acostumbrarme a tu presencia, a la presencia de un niño de 5 años. Reí para mis adentros y tú seguías esperando mi respuesta.

—¿Escondidas? ¿No crees que ya estamos un poco grande para eso?—

—¡Blasty! nunca se es demasiado grande para jugar aunque sea a las escondidas.— Hiciste un pequeño puchero con tus labios y solté un suspiro.

—Esta bien, pero ¿Dónde te vas a esconder? No te olvides en dónde estamos.— En la casi vacía habitación.

—Shh... Sé donde estamos, sólo confía en mí y cierra tus ojos. Yo me esconderé tan pero tan bien que no vas a poder encontrarme nunca.— Sonreíste confiado y yo cerré los ojos segundos después. Así que... ¿Nunca voy a poder encontrarte? Pasó el tiempo, lo suficiente como para que te escondieras y escuché tu voz diciendo que abriera los ojos, se escuchaba débil y a la distancia. ¿Qué tan lejos de mí estabas? Abrí los ojos y todo a mi alrededor seguía igual. La casi vacía habitación, seguía igual. Las paredes casi blancas, digo casi blancas debido a que en un rincón hay unas pequeñas manchas que parecen pequeñas gotas, entre negro y rojo profundo, en el techo una lampara (la cual no anda) y por último la misma puerta cerrada de siempre. Todo sigue igual, pero tú no estás, yo no puedo verte.

Mis manos y pies se tornaron fríos, tanto que dolían. Estaba sentado en el piso así que me levanté y caminé por la habitación tratando de encontrarte. Arrastraba los pies lo más lento que podía por el dolor pero aún así seguía caminando. ¿Dónde estás? No sabía que te escondías tan bien, si lo hubiese sabido me escondía yo. Escuché un pequeño, casi inaudible ruido, como si fueran pequeñas gotas de agua cayendo en el piso. Parecía que estuviera lloviznando dentro de la habitación, pero era imposible, después de todo es una habitación. Que gracioso, estaba llorando.

Me arrodillé en el piso, sentía que mi cabeza latía y era un dolor insoportable. No podía moverme, no podía limpiar las lagrimas que recorrían mi rostro. Llorar me hace recordar lo lastimoso y loco que estoy.

—¿Quién eres? y ¿Dónde estoy?— Pregunté pero no esperaba respuesta de nadie.

—Shh.., te dije que confiaras en mí. Soy yo Kirishima, Kirishima Eijiro. Estamos en la habitación casi vacía, pero estamos jugando a las escondidas ¿no?— Estabas detrás mío, apoyando tu cabeza delicadamente sobre mi espalda tanto como si yo fuera tan débil como para romperme.

—Odio las escondidas— Solté y tú reíste y me abrasaste con tus pequeños y cálidos brazos tratando de juntar mis partes rotas.

—Yo odio que no hayas podido encontrarme, Blasty.—



You're crazy [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora