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Se hacían presente otra vez en mi cabeza esas cuatro personas con batas blancas y cubrebocas, pero esta vez no los estaba mirando a ellos, mejor dicho, no podía

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Se hacían presente otra vez en mi cabeza esas cuatro personas con batas blancas y cubrebocas, pero esta vez no los estaba mirando a ellos, mejor dicho, no podía. Mi cuerpo no se movía, no tenía control sobre él. Estaba de rodillas al piso y sólo podía mirar hacia la puerta cerrada que ahora se encontraba abierta de par en par. Veía como la espalda de alguien, una espalda borrosa para mí y un poco inclinada hacia adelante se iba alejando paso a paso hasta llegar a un auto negro. En ningún momento esa persona volteó a verme y yo me sentía feliz pero tan débil y lastimoso tirado ahí en el suelo... Tan loco, que superaba la felicidad que podría haber sentido en ese momento al ver a esa persona alejarse.

—¡Blasty, despierta!—

—¿Qué pasa?— Pregunté todavía sin abrir los ojos.

—Eso pregunto yo.—

—¿De qué hablas?—

—¿Estabas teniendo una pesadilla?— Al escuchar eso abrí un ojo desganado y lo observé. No me había dado cuenta, él estaba en frente mío sosteniendo mi mano. Su mano era muy distinta a la mía, un poco más pequeña pero con dedos delgados, suave y cálida.

—No me acuerdo.— Respondí y termine por abrir ambos ojos, ahora sí. Si no me concentraba en respaldar mi "no me acuerdo" él insistiría hasta que cambiara mi respuesta.

—¡Blasty! no me mientas...—

—No miento.—

—¡Si!—

—Que no.—

—Hablas dormido pidiendo ayuda y a veces gritas blasty... Si no quieres decirme, no voy a obligarte. Pero quiero que me dejes dormir contigo, déjame entrar en tus sueños. ¡Yo te voy a proteger! de todo, de todo lo que quiera lastimarte. Yo quiero ser un héroe, tú héroe. Así que por favor confía en mí.— Sólo pude aguantar una pequeña risa ante la adorable e infantil petición de ser mi héroe, ¿ser el héroe de un loco como yo?. No esperaste un segundo más y te acostaste a un lado mío apoyando tu cabeza en mi hombro aún sosteniendo mi mano.

En algún momento volví a quedarme dormido y ahí estaba otra vez el mismo lugar, la puerta abierta, los doctores detrás mío, esa persona caminando sin voltear. Pero esta vez fue diferente. Había alguien más al lado mío, él estaba sosteniendo mi mano y mirando hacia la puerta abierta también, él no mintió.

—Viniste...— Recibí una sonrisa. Una sonrisa tranquilizadora que hacia que no sintiera lo débil y lastimoso... Lo loco, que me había sentido antes.

—Vine a protegerte. Dije que lo haría Blasty.—

Había algo que no podía ignorar a pesar que hubiese querido seguir perdido en esa sonrisa, en ese dulce intento de protegerme.

Él no debería estar acá.


You're crazy [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora