Primera parte: honeymoon

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1998.

Asfixia era el sustantivo perfecto para definir la situación física y sentimental que ocupaba Emma. Contemplaba su menudo cuerpo reflejado en el espejo de armario, liberó un clamoroso suspiro ocasionando un sobresalto a sus damas de honor, en especial de Yuzuha la cual apretaba el lazo del corset.

- ¿Podrías dejar de oprimir mis costillas? Me falta un poco el aire.

Aquella fue la primera palabra que dijo Emma desde que se encerraron en esa alcoba diminuta al inicio de la tarde, poseía un comportamiento sumamente extraño, no propio de su personalidad. En su defensa mencionaré que cuando se enfrenta a situaciones o sentimientos íntegramente nuevos, optaba por guardar silencio y mantener la mayor calma posible, analizar la circunstancia correctamente y luego actuar. Pero esto estaba sobrepasando los límites de su razonamiento lógico.

Picaron la puerta.

- Adelante. - dijeron las mujeres a coro.

En ese mismo instante Mikey apareció. Miró a su hermana preguntándole con la mirada si estaba preparada en un decisivo asentamiento de cabeza ella lo repitió con la determinación de una mujer adulta y partió hacia la puerta.

La música nupcial comenzó a sonar por la pequeña sala, al mismo tiempo que Emma emergía del umbral del pórtico, los escasos invitados giraron sus cabezas y incorporaron sus cuerpos. Los consanguíneos avanzaban a paso lento por el corredor, el varón mirando al frente con una sonrisa llena de orgullo, la mujer en cambio saludaba con gratitud a sus amigos como si fuera Lady Di.

- Mikey, realmente soy feliz.

Eso dijo Emma antes de liberarse del agarre de su hermano. Directa al altar.

- Queridos hermanos hoy estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a Emma y a Ken...

El cura comenzó con el tradicional sermón ocasionando la apatía de la mayoría de los invitados y también algún que otro bostezo. Por la parte de Draken no podía escuchar o mirar a nadie más que a Emma. Su gracia y belleza eclipsaba a la de todas las mujeres que conoció habidas y por haber, esta atendía a cada oración bíblica que exponía el sacerdote.

- Oye porque no cierra la boca y termina de una vez no he venido aquí para escucharle. - vocifeó Baji incorporándose, los demás estaban de acuerdo con su propuesta hasta los propios novios, cosa que no manifestaron en voz alta. El discurso se transformó en una tediosa tortura auditiva.

Por su parte el clérigo se acobardó ante la imponente voz del joven, a decir verdad no desea ni deseó oficiar aquella boda, sin embargo no encontró otra opción ya que el abuelo de la novia era amigo suyo y se veía en la obligación de hacerlo. Pero cuando observó a esa horda de delincuentes entrando a su pequeña parroquia casi le da un paro cardíaco.

- Te sigo amigo yo no he pedido el tercer grado para nada. - le siguió Kazutora.

Y detrás de él todos, efecto dominó se podría considerar.

- ¡Imbéciles, tener un poco de respeto y de sentido común, es mi jodida boda, callaros la puta boca! - ahora Draken estaba fuera de sus casillas por el pueril comportamiento de sus compañeros. Todos callaron.

- Por favor continúe. - invitó Emma.

- Traigan las alianzas por favor.

Minutos después apareció la hija mayor de Takemichi y Hina con ambos anillos. Con un paso lento y meticuloso, anduvo hasta su tío entregándole las sortijas de oro. Draken le agradeció con la mirada y ella se dirigió hacia su padre que estaba sentado en la primera fila.

Una vez que los anillos se les fueron entregados el cura comunicó que debían repetir las palabras que el diría a continuación. La primera fue Emma. Reprodujo cada palabra que decía el hombre, yo como intérprete creo que no será necesario redactar aquellas frases ya que estáis acostumbrados a escucharlas.

Emma sujetó el anillo entre sus temblorosos dedos y lo introdujo en su dedo anular. Liberó una pequeña risa al notar que tardó más tiempo de lo normal en colocar la dichosa alianza debido a la largura de sus dedos.

Él repitió la acción pero con menos demoro.

- Es oficial, os declaro marido y mujer, podéis besaros.

En ese momento Draken la agarró de la cintura y la besó delante de todos. Chillaron de alborozo al ver que sus dos socios, después de años solapando sus verdaderas pasiones, causadas por las indecisión de ambos combinado con el carácter belicoso del entorno. Pero como he dicho antes todo eso quedó en la adolescencia.

- Venga chicos suficiente.- dijo Mikey al notar que Draken no liberaba a su hermana de aquel beso.

El ahora recién casado observó a su mejor amigo y hermano de su esposa, por el rabillo del ojo, alejó su rostro del de Emma, la cual estaba confundida al ver la sonrisa pícara de Draken. Este la tomó de nuevo del talle pero esta vez uniendo sus caderas a las del contrario y sujetándola intensamente. Un rápido movimiento ocasionó que el cuerpo de ella permaneciera suspendido boca arriba entre los recios brazos de su cónyuge, la besó ardorosamente como en las películas antiguas. Acción que provocó una notable molestia en Mikey.

[...]

La noche descendió sobre la ciudad de Nueva York, el conjunto de invitados se encontraban acostados en las poltronas del salón principal, tumbados en el propio suelo rodeados de alcohol derramado y vasos rotos o bien huyeron del lugar, ya que sabían lo mala que era introducir a la Toman y una barra libre en la misma habitación, nada bueno podría salir de ahí. Las 10 horas pasadas se podían resumir en peleas improvisadas, bailes estrambóticos, concursos que se fundamentaban en cual de los invitados era capaz de consumir una botella de alcohol en menos de 15 minutos, impresionantemente Emma ganó.

Draken por otro lado no fue participe de tales barbaridades, aunque podríamos decir que no escapó del efecto ofuscador del licor.

- Baila muy bien. - manifestó su amigo Takemichi contemplando a la mujer del novio danzar con su esposa.

- Gracias. Tu mujer fue la que enseñó a la mía a coordinar.

Detrás de Takemichi llegaron sus otros tres hijos, somnolientos y exhaustos de escuchar los sollozos del bebé de tan solo 8 meses. La mediana tiró de la blazer negra de su padre, dándole a entender que era el momento de retornar a casa.

- Draken, cielo ven a bailar conmigo.- se acercó Emma.

- Claro. - agarró sus manos.

- ¡Hina toca otra pieza!

- No lo hagas nos vamos a casa. - obligó Takemichi con ayuda de sus hijos a levantar a su madre del piano, la cual se oponía a volver. Luego consiguieron levantarla. La familia despidiose de los novios.

- Venga bailemos.

- No se puede sin música. - dijo apenada.

- ¡Por supuesto que se puede bailar sin música! Limítate a seguir mis pasos.

Arrambló a Emma hasta la devastada pista de baile, la cogió de la cintura y ella del cuello. Comenzaron una danza silenciosa y extraña, ya que uno reproducía una melodía diferente en su cabeza.

Emma dio una vuelta, luego otra y otra, así has 10 giros consecutivos sobre su propio eje, Draken la impulsaba para que volteara más veces, ella carcajeaba sin parar. Las vueltas originaban pequeñas ráfagas de aire, que levantaban su vestido y el cabello largo rubio de su amado.

No obstante una perdida imprevista del equilibrio provocó el desequilibrio del cuerpo de Emma, pisó fortuitamente la cola ya ni blanca del vestido y se desplomó en el suelo emitiendo un golpe sordo. El novio asustando se aproximó al yacente cuerpo, tenia miedo de que la joven haya caído sobre algún cristal.

- Emma, vamos levántate ¿Te has hecho daño?

La rubia negó incorporándose, tendió su extenuado cuerpo sobre el de Draken.

- Llévame a casa.

Entonces el varón miró en todas las direcciones para encontrar a alguien que les pudiera trasladar a su casa, preferiblemente que tuviera coche. A lo lejos divisó a Baji y a Chifuyu ya preparándose para partir, chistó y les informo que urgía de un auto, el mayor le respondió afirmativamente. Draken cargó a Emma y fue donde estaban ellos.

Hogar Suburbano. [Tokyo Revenges Emma X Draken]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora