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1998.

El coche corría paulatinamente por las calles deshabitadas del distrito de Brownsville, una suave canción sonaba en la radio. Chifuyu y Emma se encontraban en los asientos de atrás, la cabeza de esta descansaba sobre el regazo de él, se había dormido. 

- Draken, no es necesario que vengas a las reuniones de esta semana. 

Lo miró confuso.

- Es tu presunta luna de miel, por lo tanto hemos decidido que deberías tomarte un tiempo para disfrutar de tu mujer, tu ya me entiendes.

- No me lo puedo permitir Baji, recuerda que esta semana debo zanjar el acuerdo con Hanma.

- Indagaré si alguien puede encargarse de eso.

- Es mejor que me ocupe yo, ya le tengo cogido el truco.

Baji no respondió, no le parecía eso una buena forma de empezar el matrimonio. Así mismo Emma no es sabedora de que el grupo permanecía vigente, él le narró la decisión se su hermano después del intento de homicidio de la propia joven. Sentenció que la Toman se disolvería por el bien de sus familias; esta máxima perduró únicamente cuatro meses, en los que Draken reveló su adoración hacia Emma. Pero durante esos cinco años ella continuaba residiendo en casa de su abuelo con Mikey, entonces no se percataba de las elevadas horas a las que llegaba su hermano. Sin embargo ahora que Draken y ella convivirían bajo el mismo techo no favorecía las circunstancias.

Draken en el trecho reflexionó sobre como no ser descubierto. 

Entretanto meditaba el coche frenó delante del piso donde incoarían, hasta que adquirieran más dinero. Draken descendió del vehículo y fue al asiento trasero.

- Ayúdame a sacarla.

Baji y él atrajeron el cuerpo de Emma agarrándola de los tobillos. Cuando media anatomía se hallaba fuera del auto Draken la cargó. Le susurró al oído que agarrara los brazos a su cuello, acción que sorprendentemente atendió.

- ¿Dónde están tus zapatos? 

- Están en el local se los quitó después del banquete. - Informó Chifuyu ya en el asiento del copiloto.

- Dios mío. 

Musitó Draken al ver el vestido que una vez fue blanco, gris, sus pies negros y llenos de pequeñas  heridas de los cristales rotos; su precioso velo compuesto de flores de tono maiot en la cabeza, se encontraba tirado en algún lado de la mugrosa pista de baile; rímel seco y cuarteado hendiendo su cansado rostro -pienso que no es necesario aclarar que lloró repetidas veces esa noche-, su cabello rubio antes atado en una elaborada trenza griega, ahora era una cascada enmarañada de ondas doradas. 

- Diviértete está noche. - dijo Baji en tono pícaro.

- Eres un enfermo, no ves que está comatosa. 

- Sarcasmo amigo, sarcasmo. En fin buenas noches, a partir de hoy eres un hombre nuevo no lo olvides. - Miró a Emma y luego a él. - Díselo. 

Apoyó su mano en el hombro del más alto antes de volver junto a su pareja. 

[...]

Tendió con cuidado el cuerpo inconsciente de Emma en la pequeña cama de matrimonio, recargó su espalda en la pared y soltó un cansado suspiro, no había resultado sencillo abrir la puerta con una sola mano y velando por si la cabeza de Emma se atizaba contra el marco de esta. Aflojó su corbata y se quitó la americana.

Observó a su mujer unos segundos antes de volver a aproximarse a ella. La asió de las axilas, así irguiendo su cuerpo, quedando sentada a la orilla de la cama. Comenzó a recobrar la lucidez, pero todavía continuaba adormecida. Draken hincó las rodillas en el suelo y dejo la testa de ella poyada en su pecho. 

Incoó deshaciendo el lazo del corsé y desabotonó los broches delanteros. Pensó en como Emma pudo llevar eso durante todo un día, estaba muy apretado.

- Un poco más y te rompe las costillas. - susurró.

Ahora bajó la cremallera del propio vestido, la volvió a tumbar en la cama. Deslizó en blanco ropaje y a medida que lo hacia se percató de que Emma calzaba un conjunto lencero con encajes y ligas blanco, pero no llevaba sujetador.

Tragó con dificultad, en ese momento comprendió que no gozaría de su noche de bodas. Continuó quitando el vestido pero esta vez procuró acariciar más sus níveas piernas. El libido se apoderó de él cuando volvió a mirarla ahora desde arriba y semidesnuda, su respiración se aceleró, su anatomía temblaba sutilmente. Procuraba mantener la compostura y no atender a sus impulsos animales. Es tan propio del ser humano pensar que está por encima de las tentaciones mundanas. 

Se inclinó alargó su brazo, acarició sus mejillas con delicadeza, luego trazó una línea imaginaria con la punta del dedo índice, desde su barbilla hasta el bajo vientre. Volvió a subir el brazo con la intención de acariciar un pecho, sin embargo la conciencia le detuvo. Se alejó de ella.

- Toca, se que quieres. - dijo la somnolienta Emma. 

Draken volteó con cierto miedo. Le inquirió si había estado despierta todo el tiempo ella negó.

- Me he desvelado. 

- Lo que necesitas es descansar, no desearía follar contigo en ese estado, sería como hacerlo con un maniquí. ¡Si a duras penas puedes hablar!

- Lo se pero me da pena que no podamos hacerlo. Prométeme que mañana si.

- Te has pasado bebiendo, eso es verdad, pero tranquila. Te lo prometo. 

Ella le observó y volvió a dormirse.

Draken se despojó de sus prendas, doblándolas encima del vestido, quedando así en ropa interior, deshizo la coleta que contenía su largo pelo. Se volcó sobre la cama justo al lado de Emma quedando así cara a cara, la abrazó y cayó rendido ante el cansancio.  

Hogar Suburbano. [Tokyo Revenges Emma X Draken]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora