Capitulo 4

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Fueron entonces a "casarse" legalmente. Claro que el omega pelirojo no quería perder ni un minuto más y fueron exactamente ese mismo día.

La fila era demasiado larga, y digamos que el pelirojo no tenía nada de paciencia.

—Ven acá —ordenó mientras caminaba a un lado de la fila.

—Lex...

—Que vengas —chasquea sus dedos y sigue caminando rumbo hacía delante.

—¡Lex! —no le quedaba otra opción mas que seguirlo mientras sentía mucha vergüenza por lo que hacía.

El beta de la recepción terminó de atender a algunas personas y estaba a punto de continuar.

—¡Siguiente!

—Disculpe, sólo quiero preguntar algo —le dice a la persona que seguía y se mete frente a ella, luego se voltea y mira al recepcionista— quiero solicitar esta visa para esposo —le da una carpeta con un par de papeles.

—Mh... —mira con cara de pocos amigos al omega y revisa los papeles— ¿Señor Alexander Joseph Luthor?

—Si.

—Vengan, acompañenme —les hizo una seña a ambos para que lo siguieran.

Los dejó en una oficina más apartada, Clark tomó asiento y Lex seguía de pie, chequeando su celular mientras esperaban.

—Tengo un mal presentimiento de esto... —murmuró con la mirada perdida

Un hombre alto tocó la puerta, haciendo que Lex volteara y se apartara de la puerta para que pudiera pasar.

—Hola, soy el señor John Constantine se presentó, luego miró al de gafas y al pelirojo— tu debes ser Clark y usted Lex —camina hacía su escritorio— disculpen la espera, es un día de locos —se sienta.

—Lo entendemos y no sabe lo mucho que le agradecemos que nos concediera una cita ahora.

—Por supuesto —asiente y mira la carpeta que le entregó el recepcionista, teniendo los documentos con la información de ambosles tengo una pregunta —los mira¿Están cometiendo fraude para evitar que lo deporten y así conservar su puesto como editor en jefe en la compañía?

El omega se miró con el alfa, luego volteó a ver de nuevo al alfa rubio.

—No, eso es ridículo...

—¿De dónde sacó eso? —agregó para sonar más convincente.

—Nos llamó ésta tarde un hombre llamado Harvey... —interrumpido.

—Puede ser... ¿Harvey Dent?

—Si, Harvey Dent —repite— estaba furioso.

—Ah, sí... —asiente con melancolía fingida Harvey, pobre Harvey, lo lamento. Harvey sólo es un amargado ex-empleado y me disculpo por él. Mire, sé que está increíblemente ocupado con una sala llena de jardineros y repartidores que atender, si nos diera una siguiente cita lo dejaríamos y nos iríamos.

—Que simpático —ríe— señor Alexander, tome asiento.

—Está bien —se sienta.

—Bien, el paso uno es una entrevista programada, los separaré y les preguntaré todo lo que una pareja debe saber del otro, paso dos; indago más: registros telefónicos, hablo con vecinos, entrevisto a sus colegas y si las respuestas no son las mismas en cada punto, usted —señaló a Lex, el cuál estaba tranquilo revisando su celularserá deportado indefinidamente —el omega pelirojo asintió— y tú —señala ahora al alfa de gafas— habrás cometido un delito de doscientos cincuenta mil dólares de multa y una condena de cinco años en una prisión federal.

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