ocho.

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El muchacho se acercó al lío de pelos oscuros que era su hermana, que se meneaba al compás de alguna canción ñoña mientras gritaba la letra prácticamente en la oreja de su amiga.— Tata.

— ¡Dime qué quieres beber, es que tú eres mi bebé, y—

DongHyuck le quitó el botellín de cerveza de la mano, haciendo que al fin la muchacha se girase con rostro espantado, casi enfadado, y preparada para chillar y pelear con uñas, dientes y patadas. Hasta que vio que se trataba del joven castaño.

Procedió a tirarse en brazos del chico, dándole un abrazo con mayor fuerza de la que solía mostrar, y espachurramdo los brazos de DongHyuck en el acto. — Dios, vas como una cuba.

— ¡Hasta que te encuentro!— chilló la pelinegra. Se despegó al fin del cuerpo del mayor, aunque su agarre seguía firme sobre los delgaduchos brazos del moreno. Sonrió pilla.— Llama a tu grupito y venid aquí, tenemos mazo de cervezas.

— Ahora vendrán.— confirmó.— Vamos a bailar.

.  .  .  

La noche se había arruinado progresivamente.

Para empezar, Renjun había desaparecido del mapa. Y aunque supuestamente había avisado a Jeno de que se iba a marchar, DongHyuck no se fiaba demasiado de la plabra del pelinegro, que estaba más ido que nunca. Jeno no sabía beber. Además ni siquiera bailaba, así que poco le iba a bajar ese alcohol de más.

Lo más probable es que el joven chino hubiese salido a fuera para charlar con la chica que había conocido antes, en la entrada del local. Puede que se hubiesen liado. Pero cuando salió a la puerta para ver si el muchacho se encontraba por los alrededores, no vio ni rastro de la parejita; ni cabellos rubios bien planchados y tacones altos, ni pelo oscuro alborotado, rapado por la zona de la nuca y manos repletas de anillos baratos.

Esperaba que al menos el joven estuviese bien.

Por otro lado, nada más volver a entrar al local, se dispuso a subir a la segunda planta, con tal de asegurarse de que el mayor del grupo no estuviera allí.

Las escaleras que llevaban a la planta superior eran estrechas, a penas dando cabida a dos cuerpos que subiesen pegados. Y el tema estaba en que, mientras él y otros tantos subían las escaleras en fila, otros la bajaban en sentido contrario.

Y, en resumen, DongHyuck se las apañó para tirarle la copa a un chico. Y si de por sí esto ya era suficiente cagada, el brebaje de la copa terminó por caerle en la camisa a otro joven.

Así que el castaño se ganó dos miradas asesinas dirigidas a su bonita cara. Pagó una copa para cada uno de los afectados, perdiendo el tiempo. Además de que las caras de haber olido mierda que portaban los otros chicos no se borró ni por un segundo.

Y total, ¿para qué? Porque Renjun tampoco estaba allí arriba.

Así que, DongHyuck, cansado de todo el alboroto, decidió dejarse llevar. Había venido a pasarlo bien y relajarse con sus amigos, no a pasar un dolor de muelas gratuito. Se pidió una copa bien cargada, de sabor dulzón y fresquito, y salió a bailar con sus amigos, su hermana, y las demás caras sin nombre, dejando que sus pies lo dirigiesen como quisieran, y pintando una sonrisa divertida en su rostro.

Hasta que algo volvió a torcerse.

En algún momento de la noche decidió ir al baño. Ya era tarde, y estaba bastante desorientado, pero no por ello vulnerable. Dejó la copa en manos de Jaemin, que se aseguró de tapar el vaso con su mano, protegiéndolo con su vida. DongHyuck le mordió la mejilla cariñosamente antes de salir en busca del baño.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2021 ⏰

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dance!! ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora