cuatro.

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El muchacho dejó las llaves en el pequeño plato decorativo del descansillo. El metal resonó fuertemente contra el fino cristal del plato, llamando así la atención de Yerim, que estaba despatarrada en uno de los sofás del salón.

— Pensaba que estabas en tu cuarto, ¿en qué momento te has ido?— preguntó la chica, aún tumbada en el sofá. Sus pies colgaban del reposabrazos.

— Pues pronto, porque Jeno es gilipollas.

Yerim pestañeó un par de veces, rápidamente. Poco después observó a su hermano, que se descalzaba las chanclas y las tiraba sin ganas al armarito del descansillo donde solían guardar las zapatillas y abrigos.— Pero está bueno.

— Ya...— asintió DongHyuck. Observó a su hermana con los ojos bien abiertos.— Espera, ¿qué? Yerim, cállate la puta boca.

Una serie de risotadas escaparon los llenos labios de la chica, que se tapó la cara con sus pequeñas manos.— ¿Y dónde se supone que estabas con Jeno?, pillín.

— Tío, que es mi mejor amigo, no seas cerda. Y estaba con los demás chicos también, hemos ido a desayunar.

— Vaya panda de aburridos. A ver si salís de fiesta.

— Salimos de fiesta...

— Sí, una vez cada cinco años. Podríais salir un día conmigo y mis amigas. Os caerían bien.

— No lo sé, Yerim...— DongHyuck no estaba convencido. Le gustaba salir de fiesta, y mucho mejor si iba en buena compañía. El problema era que gran parte de sus amigos no eran fiesteros, por no decir que tan solo Jaemin y él mismo disfrutaban de la fiesta. Además, cargaban con dos menores en el grupo, y se negaba a llevarlos a lugares saturados de gente bebiendo alcohol.

— ¡Estaría guay! Además HyeJeon lleva tiempo queriendo conocer a Jaemin.— admitió su hermana.

— Se lo comentaré, ¿vale?— suspiró el castaño. Palmeó una de las piernas de su hermana cuando pasó a su lado.—Pero deja de darme la lata. Voy a darme una ducha, que estoy pringado de crema solar. ¡Y espero que para cuando salga hayas ordenado mi habitación, perdedora!

El muchacho ignoró los gruñidos de la menor y fue directamente al baño, abriendo la llave de la ducha y dejando que el agua cayese unos segundos hasta que se crease vapor que calentase el baño. Colocó la música de su móvil en modo aleatorio y se desprendió de todas sus ropas, metiéndose a la ducha cantarín y puede que –un poquito– más contento de lo normal.

Varios minutos después, mientras DongHyuck se aclaraba los restos de champú de su cabello, Yerim golpeó con insistencia la puerta del baño. Sus nudillos resonaron cuatro veces antes de hablar.

— He hablado con Jaemin, y ha dicho que un viernes estaría guay ir de fiesta.

El castaño meditó las palabras. Estuvo callado el tiempo suficiente para que su hermana pensase que no la había escuchado, volviendo a tocar a la puerta.

— ¿Tienes su número?— preguntó el muchacho al fin, antes de que Yerim volviese a decirle lo anteriormente anunciado.

— Insta.— contestó. DongHyuck empujó del mango de la ducha, haciendo que el agua dejase de fluir. Se escurrió el pelo de manera torpe.— ¿Qué te parece?

— No lo sé, Yerim. Además tendría que convencer a los demás.

No era ninguna excusa.

— Jaemin te ayudará.— explicó la menor.

El castaño se apresuró a abrazarse contra una toalla, envolviéndola sobre su cuerpo.— Aún así.

— Venga, joder.— suplicó la fémina. Y sonaba quizás un tanto desesperada, cosa que no traía buenas ideas a la cabeza del muchacho.— Te busco lío, lo que sea, pero venga porfa.— DongHyuck escuchó un fuerte golpe contra la puerta, y supo que era su hermana que había dejado caer su cabeza sobre ésta.— Mira, es un favor que le debo a HyeJeon, ,ya te he dicho que—

dance!! ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora