Capítulo ocho: El héroe y la locura de la fiesta

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Las miradas que recibieron son algo que Harry jamás va a olvidar. Los rostros incrédulos que tenían los Weasley y sus amigos fueron espectaculares. Potter esperaba eso, así como la mirada asombrada y enfurecida de Ginny.

La señora Molly dio una exclamación al verlos y con una hogareña sonrisa los invitó a pasar.

—Harry, mi niño querido —dijo amorosamente—. Pasa, te estábamos esperando.

Ella dirigió una mirada al hombre rubio, de extrañeza, de confusión. Harry sintió que le sudaban las manos.

—Es un gusto verlo, joven Malfoy —saludó haciendo un gesto para que entrara—. ¿Y quién es ese bebé tan adorable?

Harry miraba atento cada gesto que recibía Draco; pendiente de que algo no lo ofendiera o lo lastimara, quería que fuera un ambiente agradable para todos.

Especialmente para su serpiente.

Escuchó el parloteo que se reanudó. El tema de conversación fue la ternura de Scorpius Hyperion Malfoy.

Potter se alejó a regañadientes de Draco cuando Ginny le hizo un nada sutil gesto. Mirando sobre su hombro en la dirección del hurón que estaba siendo rodeado de cabezas pelirrojas.

No parecían ser un peligro, así que se enfocó en su enojada esposa.

—¿Qué es lo que planeas haciendo esto? —dijo ella.

Tenía los labios apretados debido a la ira. No solo le había mentido, sino que además lo trajo sabiendo que sería un conflicto entre ellos.

—¿A qué te refieres? —preguntó con suavidad—. Simplemente, quería que mi amigo pudiera estar en un momento especial para mí.

Ella estaba a punto de hablar cuando fue interrumpida por su hermano.

—¿Es una broma? —dijo descontento y sin poder creerlo.

Ron movió la cabeza. Nunca había esperado que un Malfoy asistiera a una fiesta Weasley ¡y sin estar encadenado!

—¡Pienso lo mismo! —agregó George sonriendo, sin notar el pesado ambiente que estaba cerca de Harry—. Es tan extraño tener a un Malfoy en nuestra casa, que es estupendo, ¡la mejor fiesta!

Luego se alejó tan rápido como había llegado, para jugar con los niños que reían lejos de los asuntos de los adultos.

Ginny dio un bufido desesperado y se alejó de Harry, que solo pudo mirarla; luego se ocuparía de eso. Ahora estaba más preocupado por Draco, quien fue rodeado por los amigos de la familia.

Vio a Hermione y a Luna entre los invitados. Conversaban animadamente hasta que él se acercó y se robó la atención de su hurón.

—Potter —dijo el Slytherin sonriendo.

Se acercó rápidamente; el pequeño Scorpius se movía en sus brazos para poder ir con Harry. Ambos eran tan tiernos cuando no estaban en una histeria de lloriqueos.

—Me encanta que presumas sobre qué bálsamo usas en el cabello —comentó amoroso.

Malfoy le dio una miradita divertida. Harry tomó al pequeño en brazos y le dio un besito a la suave pelusa rubia, mirando fijamente a Draco.

Esperaba que recibiera indirectamente el beso; pareció funcionar cuando las pálidas mejillas se tornaron un poco rosa, pero si eso no era suficiente indicador, su hurón le regaló esa coqueta sonrisa que siempre le daba.

Seducción indirectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora