Capítulo (9)

183 13 5
                                    

NARRADOR OMNISCIENTE

Habían pasado tres meses y la salud de la rizada seguia igual, los últimos tres meses de embarazo han sido un poco complicado con respecto a las náuseas y malestar general.

Por su parte él pelinegro, ha desarrollado casi al cien por cierto su habilidad a interactuar con la sociedad, su estado de ansiedad al tener contacto físico con las demás personas ha sabido controlarlo. Sin embargo, como sabrán el síndrome de aspeger es una condición incurable, pero qué se puede aprender a manejar según sea el porcentaje de desarrollo en el cuerpo de la persona que lo padece.

••••••

—Deberíamos comprarle ropita a la
bebé— exclamó él pelinegro.

Esté se encontraba en la habitación de la castaña, ultimamente se la pasaba en casa de ella, ya qué gracias a su embarazo se cansaba mucho al moverse.

—Aún no sabemos si será hembra o varón bebé, decidimos que sería una sorpresa a la hora qué de a luz— exclama mientras se llevaba un trozo de chocolate a la boca.

Últimamente sus antojos han aumentado notoriamente.

—Lo sé, pero podríamos comprarle ropa unisex, ya sabes colores amarillo o verde. Además un color no define tu sexualidad—

—Estoy tan orgullosa de ti, aún no puedo creer como haz logrado superar todos tus miedos y obstáculos. Eres tan inteligente Noah— susurra mientras acaricia su mejilla lentamente.

Él pelinegro sonríe tímidamente.

—Todo te lo debo a ti, tú me haz dado la fuerza y el motivo para lograr superarme cada día. Y ahora que seremos tres, no te imaginas lo feliz que me haces—

—Haz logrado esto porqué eres una persona maravillosa bebé, desde el primer momento en el que te conocí supe que eras especial, y no me refiero a tu aspeger. Sino a tu forma de ser, a tu forma de interactuar con los demás. En pocas palabras, eres extraordinario amor—

—Te amo— susurra con sus mejillas teñida de rosa.

—Te amo, más—

—¿Puedo?— exclama mientras posa su mirada fijamente en los labios de su novia.

La castaña le sonríe y asiente.

—Por supuesto, bebé— sin decir nada más, unen sus labios en un tierno beso.

Su relación siempre se ha tratado de mucho amor he inocencia, sus besos siempre transmitían lo que con palabras no podían explicar.

—Vamos al centro a comprar la ropa para la bebé— susurra al separarse de su novia.

—¿Estás seguro qué quieres ir a ese lugar?, sabes que está lleno de personas,
amor— apesar de que sabia que su novio había mejorado notoriamente su sensibilidad al ser tocado por un desconocido, no podía evitar seguir nerviosa.

—Igual quiero ir, te prometo qué no causaré problemas— la rizada mira dolida al pelinegro, odiaba cuando decia ese tipo de cosas.

—Príncipe, sabes que no se trata de eso, sólo no quiero que nada malo te pasa ¿de acuerdo?. Y sabes que odio que hables de esa manera—

My little boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora