Capítulo 12

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De verdad podía notar que eran uno solo. Un pedazo de alma partida en dos cuerpos diferentes. Lo sentía cuando lo tocaba, lo besaba y lo admiraba. No podía explicar cómo aquella persona maravillosa había ganado un lugar importante en su corazón; todo había sido tan repentino que ni tiempo había tenido de darse cuenta de que había caído rendido a sus pies. Pero lo que sí sabía era que había sentido la conexión entre ellos a primera vista, y a Vlad le había pasado lo mismo.

Podía determinar que se hallaba encima de él, con las manos a cada lado de su cabeza apoyándose en el colchón. Segundos antes se había despojado de su remera. El calor lo sofocaba. Dejó caer su cabeza entre el cuello y el hombro de Vlad, aspirando su aroma habitual. Era esa misma colonia que solía olfatear cuando se hacía presente. Los brazos ajenos rodearon su cuello y Vlad susurró en su oído que lo amaba.


En el momento en el que notó que se había quedado dormido encima del banco, Dimitri se enderezó en su asiento y restregó sus ojos. La noche anterior se había desvelado tratando de buscar episodios coincidentes con sus "recuerdos divinos", como así categorizaba a los flashbacks extraños que le llegaban de la nada, pero lo único que había logrado fue que la luz de la pantalla le destruyera por completo los ojos. Sus búsquedas iban desde "ataques terroristas en Rumania" hasta "accidentes ferroviarios en la década del ochenta", aunque ninguna combinación similar parecía dar resultados. Se había informado primero sobre el contexto histórico de la época: en plena guerra fría, y siendo Rumania un país del bloque del Este, sucumbía ante el comunismo de la Unión Soviética. El país había contraído varias deudas y declaró una política de austeridad económica. Varios grupos anticomunistas se habían agitado en esos tiempos, por lo que Dimitri pensó en buscar ataques terroristas o revolucionarios. Todavía no había tenido tiempo para eso, porque para cuando el sueño lo atacó ya eran como las tres de la madrugada. Después de dormir unas cuantas horas, se preparó y fue al colegio.

Mathias estaba al lado suyo, conversando animadamente con Lukas. No sabía cuándo había aparecido por el aula —debido a que Lukas era del A y ellos del B—, pero Mathias parecía estar contándole los episodios acontecidos concernientes a la sombra y a la aparición de Arthur. Es verdad, él todavía no estaba al tanto de la teoría de las vidas pasadas, aunque a esa altura Dimitri creía que era una verdad más que una descabellada posibilidad.

Dimitri llamó la atención de ambos y les contó la historia desde el principio por segunda vez. En esta versión incluyó el sueño que había tenido hacía unos minutos. Las conclusiones de Lukas fueron las mismas: ya casi no quedaban dudas de que la relación de Vlad y él era de una vida pasada. Le sugirió que escribiera los sueños y las preguntas que le surgían en algún lado para no olvidárselas, ya que los sueños solían ser volátiles y al cabo de un tiempo podía olvidarse de todas las interrogantes que le había causado. Acordaron que, luego del colegio, regresarían a la casa de Dimitri con fines de seguir recabando información. Ya es sabido que, con suerte, tres cabezas piensan mejor que una.


Los tres fantásticos nuevamente se adentraban en una nueva locura. Esta vez, al estar en frente de la casa, los chicos intercambiaron miradas como para preguntarse si habían sentido lo mismo: era parecido a lo que había sucedido con la sombra en compañía de Mathias. Dimitri fue el primero que puso la mano en la manija; apenas esto sucedió, un ruido escandaloso se escuchó en el interior del hogar. Se apresuró a abrir la puerta con el teléfono en mano por si resultaba ser un ladrón, pero lo único que encontró fue una pila innumerable de decoraciones hechas trizas en el suelo, puertas de muebles abiertas y un desorden general. Bien, así que el "sello" de Arthur no había durado tanto tiempo como el que él creía que iba a durar. Agarró de un brazo a cada uno para no separarse demasiado, trató de contactar a Arthur, a Vlad o a los dos. Sólo rogaba que alguno se hiciera presente, y que no fuera la sombra la que respondiera su llamado. Volvió a sentir ese desagradable olor a podrido, canalizó toda su energía en pedirles a los espíritus buenos que por favor lograran salvarlo de esa situación. Tan pronto como Lukas y Mathias tiraron de sus brazos para sacarlo de la casa, vio las siluetas de los dos fantasmas, irradiando su luz usual. Dimitri cerró la puerta con el corazón en la boca, pareciendo así que había sepultado la entrada al infierno. Se sintió mal por los espíritus, pero sabía que él no podía hacer nada contra la sombra. Por ahora tenía que confiar en ellos y dejar que se encargaran del asunto.

Los tres tenían tanto miedo que formaron un abrazo grupal —siendo Mathias el más protegido en el medio de los dos porque parecía ser el más afectado—. Miraban fijamente a la puerta, escuchando que detrás de ella algunas otras cosas se caían y se rompían. A todo aquello sucedieron unos segundos de calma. No hubo ninguna señal proveniente de ninguno de los dos espíritus, pero Dimitri supo que ya estaban fuera de peligro. Se despegó de sus amigos y, aunque las piernas le temblaban un poco, hizo su mejor esfuerzo por llegar a la puerta y abrirla nuevamente.

Ahora había tranquilidad. Obvio, la casa seguía siendo un desastre, pero ya no podía percibir la presencia latente de la sombra. Divisó a Arthur y a Vlad en una esquina, casi como un reflejo que se desvaneció a los segundos. Su brillo parecía ser más opaco que antes. Estaban debilitados. Les agradeció mentalmente por haberlos defendido y les prometió que los iba a salvar a ambos. Luego, volteó a ver a sus dos amigos, todavía afuera de la casa y abrazados, y les suplicó con la mirada que no lo dejaran solo esa noche. Bien era sabido que Dimitri vivía solo, mientras sus padres se encontraban ocupados trabajando; sería un peligro pasar esa noche sin compañía. Lukas asintió rápidamente ante su petición, pero Mathias tardó un poco más. Estaba haciendo un sacrificio enorme por su amigo, pero si se ponía en sus zapatos sabía que sería horrible sufrir de aquellas experiencias. 

Cómo ser amigo de un espíritu (y cómo expulsarlos de tu hogar) (Bulrom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora