Cap El Nave

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Todos ellos en la nave miraban como Adora llevaba nuevamente una botella de agua, a la misma hora desde hacía dos días de forma religiosamente una botella de agua antes del almuerzo y otra antes de la cena. Adora lo hacía con una sonrisa y volvía murmurando entre dientes lo buena que era Catra para fingir que dormía todo el tiempo.

Y nuevamente, aproximadamente antes de la comida, Adora tomó la botella y su porción de comida, siguió el ya conocido camino, lo recorre sabiendo muy en lo profundo de su ser, que por más que desee ver las botellas de aguas vacías y entablar por fin una conversación con Catra sobre lo que está sucediendo, quiere respuestas a preguntas que ni siquiera ella misma ha terminado de formular, o siquiera estar lista para una hipotética respuesta a sus inseguridades y deseos.

Ella misma notaba el ambiente diferente, todo sumido en una penumbra, y cada vez que se acerca a la habitación de Catra, siente la frialdad que la abraza terriblemente, jadea tratando de poner sus ideas juntas.

Toca la puerta suavemente.

—¿Catra? — Su voz suena débil y quebradiza. — Catra, voy a pasar. — Entro a la habitación y dejo la botella de agua cerca de Catra.

Ella se sentó a comer recostada a la pared, esperando a que Catra dejara de fingir que duerme.

—¿Sabes? Glimmer no cocina tan mal, le quedo muy rico esto — Trata de charlar, como una forma de no caer en su depresión y demencia a una fantasía agónica — El regreso a casa es algo turbulento, ¿no lo crees? — Adora mastica su comida con una mirada ausente, resistiendo las arcadas por el olor que comienza a expedir el cuerpo de Catra.

Sigue en silencio tratando de negar la realidad dolorosa, mira el rostro de Catra, ayer ella misma se había encargado de limpiar la sangre del rostro de Catra y de sus manos, y remendó las heridas.

La realidad trata de escabullirse dentro de la mente de Adora con una ronca y escabrosa voz le recuerda una verdad amarga que sin duda, la rubia sigue siendo tan terca en mantener, no importándole el terrible aroma que despide el cuerpo de Catra, o la comida que le dejo que comienza a pudrirse, sigue negándose.

—Solo dame una señal que estás viva — Adora bajo su plato y se fue gateando hasta el lugar donde el cuerpo de Catra yace inerte.

Se hace un espacio a un lado de Catra, ignorando el hedor y comienza a llorar, un llanto silencioso, pues a veces sabe que sus amigos van a tocar la puerta que ella misma cierra por dentro para no ser molestada.

Adora siente una tristeza que la atraganta, su cerebro le impide respirar con normalidad, las lágrimas se desbordan de esos preciosos zafiros que se veían tan opacos, la rubia negaba que toda su vida perdía el curso desde hacía tiempo, estaba fallando, le fallo a todos, pero en ese momento le había fallado a la única persona que ella le importaba, la única persona que realmente la había lastimado. Llora entre dientes en un intento de ahogar sus sollozos, dentro de su cabeza comienzan hacer ecos las palabras de Catra, su voz taladrándola evito que ella escuchara que su mejor amigo tocaba la puerta tratando de saber si todo estaba bien.

Adora se siente ajena a su cuerpo, como si nunca más lo fuera a controlar, incluso si ella es una arma y que fue entrenada para esto, se siente como un arma rota, su única función, era proteger y ahora. . . Aunque She-ra hubiera vuelto si ni siquiera pudo ser competente para proteger y sanar a su querida Catra, como sería ella capaz de salvar el universo.

Había fallado, ella se sentía un pedazo reemplazable inútil, no tenía un lugar ya, y el claro ejemplo es al ver el cuerpo de Catra, la prueba tangible y terriblemente dolorosa que su tarea como She-ra, como amiga había sido una mierda de incompentecia.

She is gone...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora