Narrado por Kajol
Desgraciadamente lo que resto del día de ayer, Shah desapareció con la misma facilidad que un susurro desaparece en la densidad de un bosque, de no haber sido porque me sentía tremendamente débil y hambrienta, no hubiese comido nada. Cuando terminé de comer mi asado favorito la amable enfermera con quien compartí sin justificación alguna, confesiones que podrían poder en peligro mi carrera, me trajo una gran ensalada de frutas con un jarabe dulzón, que nunca antes había probado.
Cuando la enfermera tuvo que irse a atender otros pacientes una asfixiante desesperación me invadió, tan injustificada que por primera vez en meses me sentí presa y paralizada por lo que supongo yo era un auténtico y crudo miedo. Ese miedo del que les hablo, quizás, ni siquiera sea miedo, era una sensación tan extraña que por más que lo intente no encuentro la manera de verbalizarla. Solo podía sentirla y si tuviera que ponerle palabras, pondría adjetivos lineales relacionados con el dolor, ese dolor que me cerraba literalmente las vías respiratorias hizo que la máquina que medía mis latidos, soltara escandalosos sonidos que dilataban mis tímpanos. Al poco tiempo, la enferma entró de nuevo por la puerta y me sentó sobando la espalda.
-Lady, debe calmarse porque tiene una taquicardia en aumento-empezó dándome suaves golpecitos en la espalda-¿Qué dolores tiene?-.
-Me duele el pecho y la cabeza-tosi cerrando los ojos.
-Creo que está teniendo un ataque de ansiedad-dijo la enfermera buscando en un cajón unas inyecciones, me inyectó un líquido verdoso que tuvo un efecto casi inmediato dejándome tonta y viendo el techo borroso.
-Llámalo, llama a Shahrukh Khan-pedí dejándome caer, lentamente sobre la almohada, sintiendo mis párpados cerrarse.
Siete horas después, 6:54 pm.
Unas voces chillonas e irritantes me hicieron abrir los ojos de par en par, frunciendo el ceño me pase la mano izquierda por el rostro ahora sin dolor alguno quizás por los medicamentos, cualquiera que fuera la razón poco me importaba. El punto es que me sentí perdida y completamente desorientada, aquellas voces resultaron provenir del televisor y ser al mismo tiempo las voces de unos animadores filipinos en un programa de variedades. La enfermera filipina, cuyo nombre desconozco, comía unos fideos agachada en una esquina de la habitación, en esa posición clásica en la que comen los asiáticos se reía mientras hurgaba con sus palillos el plato humeante que sostenía entre sus manos. La escena era tan ridícula que solo pude reírme.
-Lady-exclamó la asiatica asustada, por poco deja caer su platillo en el piso, se puso de pie de un brinco, dejó el plato en una esquina con los palillos acomodados y apago el televisor dándose ella misma golpes en la cabeza, regañandose en su idioma natal-.
-Perdóneme Lady, creí que iba a dormir una hora más y estaba aburrida y con una tripa sonandome, por eso me compre estos fideos y ni cuenta me di que se había despertado-empezó juntando tiernamente las manos, en señal de disculpa
-Siempre eres así-dije viéndola fruncir el ceño-Era una pregunta, ¿Que si siempre has sido así?-dije sonriendo.
-¿Así como?-dijo mordiéndose el labio.
-Asi de idiota y desubicada, eres un chiste-dije sonriendo, viendola reir taparse la boca con un ademan propio de la realeza.
-Mi persona sufre de una distracción permanente y es presa de un sentido crónico de la ridiculez, por ente extiendo mis disculpas a su estimada y algo maltratada persona la cual no debía-dijo imitando el acento britanico de la Reina Isabel-Sufrir en ningún momento de mis desatenciones-.
-Su noble y algo cuestionable persona es perdonada por sus desatenciones, pero mi persona espera que no se repitan estos eventos, plebeya-conteste en tono aristocrático, riéndome. Ella también se rió dejando ver sus torcidos dientes.
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Insaciable-Srkajol
Fanfiction"Se me juntaron las ganas de verte con las ganas de comerte ¿Cómo hacemos?