Dia 6 (2/2)

520 40 6
                                    

Narrado por Kajol

A diferencia de las otras veces en las que había despertado desorientada y adolorida, esta vez desperté sabiendo incluso antes de abrir los ojos donde estaba, y sobre todo con quien estaba. Sonrei suspirando y abriendo lentamente los ojos, buscando su cuerpo y efectivamente al darme la vuelta ahí estaba, suspire nerviosa al verlo dormir despeinado y abrazando una almohada, su respiración era tan relajada como la de un lindo recién nacido. Con nervios y desnuda con la sábana deslizándose por mi cuerpo me acerqué peligrosamente a él hasta que nuestros rostros quedaron a centímetros.

Sentía su tenue respiración sobre mi nariz.

Lentamente alcé mi mano derecha con nervio y con la yemas de mis dedos acaricie su rostro, queriendo, verdaderamente, nunca olvidarlo. Ojala el tiempo se congelara para estar contigo, lo que sentía en el pecho no era una sensación brutal y destructiva similar al orgasmo, era una emoción traviesa y fresca que me hacía sentir mis latidos más lentos y en la boca de mi estómago un nudo. Me asusté al darme cuenta de que yo ya había experimentado aquella sensación sólo hace exactamente 20 años atrás, cuando empecé a salir con quien fue mi primer esposo.

Solo que esta sensación era mucho más intensa porque era un híbrido mal gestionado entre la pasión desenfrenada y la ternura, mucha ternura, tanta que por muchos minutos me quede viéndolo sin pestañear sintiendo que lo veía por primera vez, mis parpados se cerraban por mis propios nervios, sus labios, su piel. Su preciosa piel morena, similar al más delicioso caramelo.

-¿Qué clase de criatura eres?-susurré en voz baja, el pensamiento me había delatado y yo al poco tiempo hice una mueca reclamándome a mi misma y más al ver como él frunció el ceño.

Apreté los puños al verlo bostezar, deseaba que él simplemente no me hubiese escuchado, lentamente abrió los ojos y al verme sonrió con todos los dientes haciéndome sonreír en el acto. Mi corazón empezó a latir muy rápido. Mientras tanto el acomodo la almohada y peino su cabello hacia atrás con sus dedos y nos quedamos mirándonos. Me costaba verlo directamente a los ojos, sus ojos negros y apasionados, brillaban y al mismo tiempo bribraban, era una mirada tan intensa, tan unica que sentia que el podia ver a traves de mis organos y mi espiritu.

-Mirame, no me desvíes la mirada-empezó para morderse el labio-¿Te pongo nerviosa?-.

Su voz, su maldita voz es tan varonil y sensual.

Solo asentí, nerviosa seguía al igual que en la mañana sin voz.

-Y respondiendo lo que me preguntaste, soy una criatura muy inusual-susurro haciendo que un grito de sorpresa se escapara de mis labios, con vergüenza.

-Una criatura que le gusta devorar a otras criaturas-empezó pegandome a el abrazandome, mientras yo temblaba de nervios.

-Te dije que te estabas enamorando, fue tan fácil hacerte caer-susurró besándome, en otra situación hubiese protestado por el tono arrogante en el que me hablaba pero mi mente solo podía gritar que quería besarlo.

-Hoy, de aquí no te levantas-ordenó presionando mis mejillas, mientras yo asentía obedientemente para luego ser sorprendida por un apasionado beso.

No tengo noción del tiempo, no puedo decir ni siquiera un vago aproximado de las horas en las que ambos estuvimos juntos, y perdí en el acto la continuidad de todo lo que hicimos. Parte de ello no puedo recordarlo, solo puedo decir que si las anteriores veces fue el mar esta vez fue el océano, ambos estábamos desesperados, sabiendo que esta idílica fantasía, ha llegado a su final.

Fue una prohibida mezcla entre el maltrato y la más dulce manera de hacer el amor, sus besos eran tiernos, sus penetraciones agresivas, me hizo deseo en el proceso y el se hizo la vida. La calidad de los estremecimientos, las frases obscenas susurras sobre mis oídos, la saliva de ambos en el cuerpo del otro, el repertorio de posturas en las que ambos no éramos cuerpos sino figuras preciosas y sobrenaturales. El sutil y sugerente encuentro del amor y la pasión me hizo creer por horas que yo no estaba ni en el cielo ni en el paraíso, sino en un infierno donde sentía que constantemente iba a morir entre mis gritos y donde el placer de lo prohibido me invitaba a vivir en el anonimato del pecado, por y para siempre. Tan solo podía pensar cuando terminamos que si es de tu voluntad, destruir a esta imprudente y atrevida mujer de dotes sumisos nunca antes previstos en sí misma, tan solo hazlo. Destruyeme en el proceso de ser necesario.

Insaciable-SrkajolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora