003 | Puño plano

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En el centro de Ciudad Z una colina saludaba el amanecer, y un edificio antiguo dormía en su lomo. El propietario despertó pesadamente, había descansado con gusto. En calma, levantó su espíritu poco a poco, más sin prisa se puso de pie. Estiró su cuerpo anciano, los huesos tronaron como relámpagos rencorosos.

—Uh... Tengo que recuperar el ritmo —notó Bang.

El viejo héroe clase S, el tercero más reconocido en la Asociación, Silver Fang, le daba la bienvenida al sol por un nuevo día de entrenamiento. A paso lento se dirigió a través de los pasillos.

Las habitaciones pasaban a medida que la luz parecía espiar por las paredes de papel a ver qué haría el maestro artista. La puerta principal del dojo sonó con fuerza, sus alumnos habían llegado.

—¡L-Llegué a tiempo, maestro! —aseguró sin aire Charanko, un artista pelirrojo.

Bueno, su único alumno.

Los demás se habían esfumado uno a uno hacía tiempo. Suspiró el viejo, no contaba con nuevas visitas. Pero la sorpresa cayó al final.

—Saitama —reconoció Bang, recibiendo a su alumno y a su amigo.

—Sí —estuvo de acuerdo él, ese era su nombre.

Charanko volteó extraño, no notó cuándo llegó el calvo detrás. Quizás esperó en un arbusto o en el jardín. Luego razonó, «él es así».

—¿Pasa algo? Es hora de entrenar para nosotros. Pero para ti es temprano, ¿me equivoco? —dudó el veterano, luego le indicó, con su mano escondida en la espalda, a su alumno que continuara al salón.

Las visitas en el dojo no eran el pan cada día, ni siquiera el postre. Auténticas anomalías normalmente desprovistas a los ojos del viejo, algo tenía que ocurrir.

—Quiero usar tu dojo —dijo carente de rodeos, no más vueltas.

Bang amplió uno de sus ojos vagos, si se trataba de una broma le hizo un poco no mucha gracia. «Saitama no encaja en el molde de "maestro", me parece», pensó.

—¿Una fiesta, acaso? —probó, era más probable eso a que estuviese dispuesto a enseñar.

—No. Quiero tener alumnos, pero necesito un espacio —confesó, frunció el ceño porque las dudas ingresaron a su mente. «¿Me va a rechazar?».

La mente arrugada se torció en confusión. Preguntó a su memoria si oyó bien. Al parecer sí, Saitama estaba interesado en unirse al sendero de la enseñanza.

Lo tomó desprevenido, pero no por eso iba a oponerse.

—¿Por qué aceptaría? —se aventuró el viejo con un ojo abierto en su expresión tranquila de siempre.

—¿E?

«¿Se suponía que pensara en eso? Oh, no lo sé, ¿por buena fe? Vamos, Bang, no me marees», pensó Saitama entre suspiros.

—No lo pensaste.

—No.

—Muy bien, si podemos compartir los alumnos que atraigas estoy dispuesto a compartir el lugar —propuso falto de ofertas por parte del calvo.

—¡Acepto!

Ni siquiera escuchó con exactitud, pero rescató un "bien" y fue suficiente. Ya tenía dojo, alumnos, deudas... ¿Qué faltaba para ser maestro?

...

...

...

—¿Quieres pasar? —preguntó Bang.

Two Punch Man [OPM Fan Fiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora