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Jaebeom miraba sin ánimos a la mesa del comedor, y distraídamente jugaba con la comida mientras fingía escuchar a la chica que tenía en frente, ni siquiera se acordaba de su nombre.

Pero era aburrido, hacía éso seguido, aceptaba estar con chicas que querían salir con él, pero nunca llegaban a nada porque quedaban desilusionadas con él.

"Pensé que eras distinto, Oppa"

"Eres algo aburrido... No me malinterpretes, pero prefiero quedar como amigos"

Sonrisas forzadas, asentimientos, las chicas no pensaban que Jaebeom era tan malo como decían, eran rumores nada más ¿Cierto?

Pero ella hablaba y hablaba, sabía que el chico no le prestaba atención pero aún así siguió.

Quiero un batido de chocolate. – dijo la chica, con un puchero fingido, y una mirada exigente.

Uh... En la cafetería-..– lo interrumpió.

No, quiero del que está en el Bar-café de la esquina. –su voz chillona lo estresaba, a su lobo también, estaban de acuerdo en algo.

Contuvo un gruñido alto, porque lo estaba fastidiando aún más, pero sí le hizo mala cara sin importar qué.

Vamos.

La más pura verdad es que él no sentía atracción por ninguna de estas chicas que intentaban con él, o con las chicas en general, él gustaba de los chicos.

Tal vez disfrutaba más ver a los que estaban más fuertes, los delgados pequeños que eran adorables estaban bien, pero amaba a los chicos fuertes.

Su sueño era conocer a un omega que desprendiera su masculinidad en el aire de una forma cómoda, que lo hiciera querer estar con él porque era interesante y atractivo, porque no se encontraría otro chico igual que lo hiciera sentir como ése omega.

Y en ésos suspiros de deseos se perdía, prefería quedarse perdido en ésa fantasía a volver a la realidad.

La cual era comprarle un batido a la chica malcriada con la que había aceptado salir.

Estaba centrado en que fuera un omega porque sus padres siempre le exigían éso, una omega muy bonita, o una alfa, que era mucho mejor, porque tendrían alfas puros.

Siempre mujeres porque los hombres omega daban mala suerte, pero él pensaba que podían estar bien si se comprometía con un omega varón, tendrían hijos propios, herencia... Él no era muy fan de los niños, no quería tener hijos realmente.

Pero era lo que ellos siempre le exigían.

Estaba cansado de ésa porquería, pero vivió toda su vida escuchando eso, como un disco rayado, no sabía cómo romper ése disco para que no se repitiera más.

Forzaba el ser heterosexual, que le gustaban omegas, tener al castaño en la cama de invitados que tenía Bambam en su casa, junto a él, abrazándolo, obviamente le mezcló todos los cables que tenía en su cabeza porque no debía tener ésos acercamientos.

Igual su lobo estaba muy molesto con él porque no debió tratar a su pareja así, tenía días que no se comunicaba con él, sólo tomaba su cuerpo completamente si quería salir.

¿Estuvieron juntos en más vidas? Él aún creía en el cuento infantil acerca de los destinados, el cuál decía al principio algo como "en esta vida y en otras mil más, estaremos juntos para la eternidad" en la primera página, con dos lobos dibujados a la luz de la luna. Lo recordaba muy bien, al igual que sus dedos pequeños, porque apenas era un niño cuando su abuela paterna se lo leyó mientras lo acurrucaba.

⿴݃*₊ Alfas ⸙* ʲᵃᶜᵏᵇᵘᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora