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- Eu, podemos hablar? - me miró con algo de pánico en su mirada.

- Si amigo obvio - me dió unos golpecitos en mi hombro y entramos a su habitación.

Al entrar a la habitación cerré la puerta con llave, para que no nos moleste ni nos interrumpa nadie.

- Vos.. - empecé a hablar jugando con mis dedos por el nerviosismo que tenía encima - te acordás de ayer? - lo mire a lo ojos.

- ¿Ayer? ¿Qué pasó ayer? - me respondió bajando la mirada.

- Ayer vos.. - sentí que algo tapaba mi boca y sí, era la mano Mauro. Me estaba acorralando contra la puerta, otra vez. Se me escapó una risita.

- ¿De qué te reís? - me dijo Mauro sacando su mano de mi boca, mirándome serio.

- Ayer hiciste algo parecido - dije bajando la mirada a sus labios, dándome cuenta de que Mauro tenía su mirada en los míos. - ¿Se te perdió al..- no pude terminar de burlarme de él porque fui interrumpido por sus labios, que me besaban de una manera tan brusca, tan necesitada, tan salvaje. El beso iba subiendo de tono hasta que se separó rápidamente.

- ¿Y eso? - dije tapando mi boca, por un lado contento porque me había vuelto a besar, pero no parecía muy contento.

- No sé Tiago, no sé que me pasa, no sé porque cuando te veo me dan ganas de besarte, cada vez me puedo contener menos - contesto mi pregunta tapando su cara con frustración.

- ¿Y eso es algo malo? - dije despidiéndome de todas las esperanzas que me había hecho.

- Yo no.. - respondió haciendo una pausa - yo no soy gay, a mí no me gustan los chicos. - terminó esperando mi reacción.

Pero no hubo respuesta alguna de mi parte, simplemente me fui de su habitación y salí a caminar un rato.

Me fui a una plaza, me senté en un banco y me prendí un pucho, esa frase no salía de mi cabeza, me hizo mierda.


; mi mejor amigo [ litiago ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora