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Nos encontramos en la puerta del hotel esperando a un par de taxis que nos lleven directos al Estadio Olímpico de Sevilla. La despedida con Pedri podría definirse como "comedida". Con solo una mirada ambos hemos acordado que había que contenerse un poquito delante de sus padres. Ni siquiera nos conocemos de más de un mes y no vamos a andar ya comiéndonos delante de ellos el día que les conozco. Eso sí, durante el abrazo eterno que nos hemos dado ha aprovechado para repartir besos y bocados por mi cuello aprovechando que mi pelo hacía de cortina. Porque así es él, si no me da un infarto no se queda tranquilo.
Como queda tiempo antes del partido, hemos acordado con la familia de Pedri tomarnos algo en los bares habilitados en los aledaños del estadio. La verdad es que sus padres son majísimos y me rio un montón con ellos. Ali dice que se les nota la predilección por mi igual que a su hijo. Lo peor es que lo ha dicho delante de ellos. Por suerte la broma les hace gracia y sueltan una carcajada mientras yo me escondo en el hombro de Fer, la única persona que me ayuda un poco a no querer hundirme bajo tierra.
Para cuando va a comenzar el calentamiento entramos en el estadio y pronto encontramos nuestros asientos. Justo me toca al lado de la madre de Pedri, debajo tengo a Fer y a mi otro lado a Riqui. Cuando se retiran del calentamiento mi chiquitín nos divisa y nos sonríe para luego guiñar un ojo.

-Y claramente eso no iba para su madre.- comenta María y yo me sonrojo.- Parirlo para esto...- sigue bromeando y me río junto a ella.
-Pero, ¿y lo guapo que te ha salido?- digo aún mirando como se pierde por el túnel de vestuarios y ella asiente.
-Tú también eres muy guapa. Una pareja perfecta, ¿no?- sonríe y me quedo paralizada. No esperaba esta charla tan pronto.- Lo siento, hija. Pero debes saber que Fer es un chivato. Siempre me cuenta todo para ser el favorito.

Me río ante su última confesión y el implicado gira su cuello para mirarnos. Le doy una colleja en respuesta y su madre sigue riéndose por la escena.

Podría decir que he pasado el partido de los nervios y que no lo he disfrutado pero, teniendo el enfoque en Pedri, eso es imposible. Me fascina todo de él sobre el césped. He intentado comentar sus jugadas con mis amigos tal y como lo hacía con el resto de jugadores, pero lo cierto es que mirarle me deja tan embobada que no tengo muy claro que pueda ser demasiado imparcial. Cuando acaba el encuentro celebramos felices la victoria. Ha sido un partidazo y por fin la selección ha goleado como venía mereciendo. Lo único capaz de sacarme de la conversación con los que me rodean es mi chiquitín viniendo hacia la grada y quitándose la camiseta. Nos acercamos a la valla y primero abraza a sus padres y a su hermano. Intento quedarme un poco en segundo plano pero no lo consigo porque al momento me mira sonriendo y me derrite. Pero, sin duda, acaba de derretirme cuando me tira la camiseta que se acaba de quitar a la cara y me impulsa hacia él para que le abrace.

-Segunda camiseta en un día. Detallista. Apúntalo en la lista de virtudes que harán que te enamores de mi.- susurra en mi oído y suelto una carcajada.

Dejo un beso fuerte en su mejilla y le revuelvo el pelo. Vuelvo a repetir: está guapísimo así pelado y yo claramente no merezco a semejante Dios griego, pero no pienso renunciar a este regalo de la vida.
Nos despedimos definitivamente de él y salimos del estadio. Aprovechamos también una vez fuera para despedirnos de su familia, quienes se quedan en Sevilla hasta que tengan que volar al siguiente destino de nuestra selección. Por nuestra parte, mis amigos y yo vamos directos al aeropuerto, a excepción de Ansu que se queda en Sevilla un par de días más hasta que vuelva a Barcelona para acelerar los trámites de su recuperación.

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Nada más aterrizar en Palma enciendo de nuevo mi móvil y empiezo a recibir notificaciones, las cuales no puedo atender porque el 2% que tengo de batería tras pasar el día en Sevilla pienso guardarlo por si no encuentro a mi padre fuera de la terminal.
Consigo llegar a casa y poner el móvil a cargar mientras me desmaquillo, me pongo el pijama y cojo algo para picar. Una vez termino de hacer todo, incluido lavarme los dientes y recoger un poco el desastre que he montado en un momento en mi habitación, me tumbo en la cama. Caigo rendida, ha sido un día de muchas emociones. Me sorprendo a mi misma dejando a mi lado en la cama la camiseta con la que Pedri ha jugado el partido. Se que pensareis que es una guarrada y que está sudada, pero lo cierto es que hasta el sudor le huele bien a este chico.
Atiendo las notificaciones de mi teléfono y, entre ellas, tal y como esperaba, encuentro un par de mensajes de mi chiquitín preguntando si he llegado bien a casa y diciéndome que ya quiere volver a verme. Le contesto con una foto mía en la cama oliendo su camiseta y la ve al momento.

Whatsapp

Pedri
Me acabas de matar. Tendría que haberte secuestrado en mi cama 🙄

Gana ya esa copa y nos pasamos días y días en la cama, anda 🙏🏻

Me estás proponiendo algo indecente? 😏😏 yo acepto encantado

Jajajajajaja chiquitín... no se puede pensar siempre en lo mismo

Es que no puedes tener ese culo y pretender que no me quede con ganas de tocarte más 😉

Tremendo... Tímido decían 😂😂

Dicho eso, también te diré que te echo mucho de menos. Me valdría con estar ahora mismo ahí contigo aunque sea sin tocarte ni un pelo

Yo también quiero que estés aquí. Tocándome cuanto quieras, soy enterita pa ti ☺️

Seguimos hablando un rato más y me descubro a mi misma sonriendo ante cada mensaje.
Por otro lado, las investigadoras profesionales de instagram han descubierto que hemos ido hoy al partido y nos están etiquetando en fotos del momento en que Pedri se acercó a las gradas, compartiendo en ellas también sus teorías sobre quién es la que les está robando a Pedri: Ali o yo. Mi amiga, por su parte, está encantada con la situación. Sus palabras han sido "ya que este niño me está robando a la que iba a ser mi esposa si nos quedábamos solteras, al menos que me suban los seguidores gracias a él". Al ver las fotos caigo en la cuenta de que somos don y doña sonrisitas en todas y bufo. Siempre he sido de las que odian a ese tipo de "parejas", pero supongo que siempre llega alguien que te rompe todos tus esquemas y te hace replantearte todo aquello que creías cimentado en tu vida. Y ha llegado, desde luego. Y para quedarse.

meu amor - pedri gonzález Donde viven las historias. Descúbrelo ahora