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Mentiría si os digo que ese mensaje no me deja mal sabor de boca. Soy de esas personas dramáticas que se temen lo peor en estas situaciones. En lo que tardo en coger el móvil y marcar el número de Riqui ya he creado diez escenarios distintos en mi cabeza y en todos Pedri se da cuenta de que no quiere nada conmigo. En algunos hasta se enamora de una gimnasta de piernas largas y flexibles. La voz de mi amigo me saca de mis pensamientos más dramáticos y suspiro.

-Cuéntame.- digo decidida. Cuanto antes, mejor.
-A ver, tranquila. Que no pasa nada.- se ríe y no entiendo qué le hace tanta gracia.
-Riqui, tengo el corazón a cinco mil por hora.- confieso.- Cuéntame antes de que me de un infarto o una deshidratación por resaca.
-¡Ay, mi amiga la enamorada!- se burla. Está disfrutando.
-Como te hayas inventado todo te asesino en cuanto te vuelva a ver, te lo juro.
-Que no, que drama sí qué hay. Pero por tu culpa.- se hace el silencio porque yo no entiendo nada y decide explicarse.- O sea, que no has hecho nada pero hay duda.
-Riqui, por el principio. Empieza. Que no entiendo nada y me estás poniendo de muy mala hostia.- replico contundente. Es la única forma de tratar con él en estos instantes.
-Pues a ver, que estaba charlando con Pedri y saliste en la conversación, como siempre.- sonrío al escuchar eso pero vuelvo a la realidad al segundo. Drama.- Y total, que le dije que estos días no estaba hablando nada contigo y que sólo sabía de ti por Instagram. Y él me dijo que básicamente lo mismo: que hablabais pero que casi todo lo veía por Insta. Como lo conozco, en el tono de voz vi que algo no iba bien, así que así hablando pues salió el tema de los chicos estos con los que subís las fotos y tal...
-Pero si son amigos, ¿que coño me estáis contando?- resoplo.
-¡Espérate! No te enfades, fiera. Que no estaba celoso el chaval, estaba rayado. Así en resumen, que tampoco quiero yo dar detalles de sus confesiones conmigo que soy su amigo, que estaba rayado porque no habíais dejado claro si estabais solo el uno con el otro. Es decir, que se martiriza porque no habéis tenido una conversación sobre ello y sabe que no habéis dejado claro si tú ahora mismo puedes o no estar pegándote la vida padre y poniéndote morada en Ibiza. ¿Me he explicado?
-Pff, sí... Me quedo más tranquila, la verdad. ¡Por supuesto que no estoy haciendo nada! Es algo que yo daba tan por hecho que quizá sí que ha faltado esa conversación.- recapacito y le doy vueltas.

Tras unos minutos más de conversación, me despido de Riqui y medito el llamar a Pedri directamente y hablar las cosas claras. Sin embargo, no quiero dejar a Riqui de alcahueta por medio así que tengo que pensar en cómo sacarle el tema a mi chiquitín. Antes, me reúno con las chicas en el salón de la casa. Decido que mientras ellas van a comprar algo de comida que llevarnos a la boca, yo me quedaré en el piso para así poder charlar tranquilamente con Pedri y sin espectadoras.
Cuando escucho los tonos sonando en mi oído me pongo hasta nerviosa: esta conversación puede acabar de cualquier forma, pero solo quiero pensar en que acabe bien y con cualquier malentendido ya solucionado.

-Hola.- escucho la voz cansada de Pedri al otro lado de la línea y sonrío tristemente. No quiero ni pensar que siga rayado por mi culpa.
-¿Qué tal, chiquitito?- pregunto tanteando el terreno.
-Cansado. Los entrenos y eso, ya sabes. ¿Tú?- Pf, qué seco. Confirmamos: sigue rayado.
-Muy bien, aprovechando los últimos días. Mágicamente no tengo toda la resaca que me merezco después de la noche de ayer.- no me corta en mi historia y no se si es porque quiere que siga contándole o porque no soporta esta conversación. Quiero pensar que es la primera opción así que continúo.- ¿Sabes los chicos de las fotos? Son el demonio reencarnado en persona que te insta a beber chupitos. Peores que Joan. Ali ya ha acabado muerta de 17 formas distintas por culpa de ellos.
-Sí, he visto que no paráis todos...- intenta aparentar normalidad en su respuesta pero sus celos salen a flote.
-Aún así te sigo echando de menos...
-Clarooo, claro.- responde riéndose irónicamente y me muerdo el labio para contener una carcajada.
-¿Estás celoso, chiquitín?- pregunto.
-Pf, no.- bufa.- Es sólo que...
-He hablado con Riqui.- le interrumpo. No estoy dispuesta a alargar más esto.- Antes de que te enfades con él por habérmelo contado, lo ha hecho porque sabe que es una rayada sin sentido y que si la seguías alimentando podría irse a la mierda esto que tenemos sin motivo alguno.- cojo aire y sigo hablando.- Tienes razón. En que nos ha faltado hablar sobre esas cosas digo, tener una conversación sobre hacia dónde queremos ir cada uno. Pero es que yo lo he visto tan claro que se me ha olvidado que en estos tiempos eso hace falta. Por supuesto que no estoy haciendo absolutamente nada con ningún otro chico. Te soy fiel desde que te conozco, ¡por dios!- exclamo y provoco su risa, al menos he conseguido eso.- No tengo ganas ningunas de estar con nadie que no seas tú y lo he visto tan claro desde el principio que por eso pensé que no hacía falta hablarlo. Pero te lo digo ahora: por mi parte puedes estar más que tranquilo.- termino de hablar y suspira.
-Perdóname. Ahora mismo me verás como la persona más inmadura del planeta tierra, con todo lo que odias tú eso. Espero no haber perdido puntos.- bromea y hace que se me escape una risita.- Joder, es que aún no me creo que hayamos encontrado algo como lo que tenemos y no sabía cómo protegerlo, como blindarlo, sin haberlo siquiera hablado. No pienses que me molesta hablar poco contigo porque estés de vacaciones con tus amigas, o que me hace sentir inseguro que te relaciones con otros chicos o que salgas de fiesta. Nunca he sido tóxico y no lo voy a ser ahora. Asumo que he sentido inseguridad...- me quedo petrificada. El chico de moda que tiene a Europa entera maravillada, ha sentido inseguridad por mi. Insólito.-... Pero no ha sido algo tóxico, te lo juro. Al revés: ver las historias de Ali diciendo que hay chicos que preguntan por ti porque les gustas solo me hace sentirme más afortunado de ser yo quien te disfruta. Pero para ello necesitaba estar seguro de que era el único.
-Eres el único.- declaro sonriendo y se que, aunque no pueda verme, le he contagiado la sonrisa.
-Tú también lo eres. Solo necesitaba saber que estamos en el mismo punto. Que íbamos igual de en serio. Que buscamos lo mismo.- sentencia y asiento como si pudiera verme.
-Yo voy muy en serio, espero que tú también eh.- bromeo.- Que cuando Riqui me ha hablado de drama, uno de los escenarios que ha reproducido mi cabeza de drama queen ha sido que me dejabas por una gimnasta de piernas largas. Te voy a estar vigilando.- provoco su risa y gano años de vida.
-¿Qué dices, muchacha? Estás fatal. Te prometo que si se me acerca alguna me escribo en la frente que tengo novia.
-¡Ah! ¿Ya soy tu novia? ¿Así de fácil?- pregunto. Me encanta picarle y no voy a perder esta oportunidad.
-A ver, hemos hablado de ser algo serio... A no ser que te refieras a ser mi esposa, que también me vale.- me la devuelve y se me cae la baba.- Yo me caso contigo cuando quieras.- ahí está. La bomba del día.
-Si sigues a este ritmo con los paros cardiacos yo no llego a la boda ni aunque sea mañana.- le sigo la broma y disfruto de escuchar su risa.
-Me muero de ganas de verte. Ahora más que nunca.- confiesa de buenas a primeras y me vuelven a flaquear las piernas.

Y es que así de intenso es todo con Pedri desde el comienzo, pero no lo cambiaría por nada del mundo.

meu amor - pedri gonzález Donde viven las historias. Descúbrelo ahora