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Nunca antes había cerrado la puerta del coche con tanta ilusión como con la que lo estaba haciendo en este momento. Mirar hacia el lado mientras arranco y ver a Pedri en el asiento de copiloto de mi coche se siente como todo lo que necesitaba para ser la persona más feliz del universo.

-¿Estás seguro que tienes la edad para ir sentado aquí delante y sin sillita?- bromeo poniendo el coche en marcha. No hay que perder la esencia y vacilarle con la edad siempre seria la mía.
-Vaya viaje me espera...-bufa riéndose.

Suelto una carcajada y acaricia mi pierna con su mano, a lo que respondo dedicándole una sonrisa y volviendo la vista a la carretera.
Nos vamos a Cadaqués a pasar tres días solo para nosotros dos y estoy aún que no me lo creo. Mi niño me ha dejado claro que piensa dedicar cada minuto a besarme y no lo pongo en duda, desde luego está más cariñoso que nunca. De hecho, pasa el viaje jugando con mi pelo y cada vez que le miro de soslayo tiene una sonrisa preparada para dedicarme de esas que se que solo son para mi.

-Ay dime qué viste cuando me viste, se sincero. Ay dime qué pasa cuando te paso por la cabeza. Yo se que estoy loco pero tú más loca de haberte fijado en mi...-canto sobre la música perdiendo el 0,1% de vergüenza que me quedaba por completo frente a él.
-Pf, tener a Camilo en tu playlist es un punto negativo eh.- dice mientras mueve su pie al ritmo de la canción.
-Solo me gusta esta, así que respétamela porque además me gusta mucho.
-Ya me he dado cuenta. Si la has puesto 3 veces en media hora.- sigue metiéndose conmigo y me hago la indignada.- No pasa nada, amor. Yo te respeto.

El hecho de que se le haya escapado eso de amor me hace teletransportarme directamente a las nubes, tanto que incluso dejo de escuchar la canción y me dedico solo a la conducción y a sonreír como una auténtica idiota.
A las 2 horas de viaje ya estamos buscando aparcamiento por la zona del piso que hemos alquilado. Bueno, que alquiló Pedri en un acto de traición que jamás olvidaré y del cual me vengaré.
A pesar del trote que ha tenido durante todo el verano, a mi chiquitín aún le quedan fuerzas para cargar con ambas maletas hasta el piso mientras yo me aseguro de haber cerrado el coche y hago la pertinente segunda comprobación porque siempre acabo dudando.
En cuanto pongo un pie en el piso alucino. No es muy grande, pero es precioso y desde el balcón se ve el mar. La verdad es que no me importaría vivir aquí para siempre con Pedri alejados de todo. Me sorprendo sonriéndole a mi propia imaginación cuando los brazos de mi chico rodeándome por la espalda me sacan de mi trance.

-¿Te gusta?- me susurra en el oído, sabiendo muy bien el efecto que eso tiene en mi.
-Me encanta, bebé.-subo mis manos hacia atrás para poder acariciar su pelo y él hunde la cara en mi cuello.

Deshacemos las maletas y nos cambiamos de ropa para ir directos a comer y a aprovechar la tarde de playa. Me pongo el bikini y, antes de seguir vistiéndome, me acerco a la cocina. Tengo una extraña costumbre en curiosear siempre todos los armarios y cajones de las cocinas, no es normal.

-Aquí estás.- dice Pedri asaltándome por detrás.- Me gustas aún más sin vestir, ¿te lo había dicho?

Sonrío y echo la cabeza hacia un lado, dejándole hueco para que cumpla su cometido: provocarme. En tan poco tiempo ya sabe que atacando mi cuello me tiene a su merced y, por supuesto, no duda en usarlo como arma letal. Reparte besos húmedos por mi cuello mientras sus manos recorren todo mi torso. Pronto, al pegarse a mi, siento su ereccion en mi trasero y termina de volverme loca por completo. Mi cuerpo reacciona solo y comienzo a restregarme contra su miembro mientras sus manos se dirigen a mi feminidad. Tras un rato, sus besos bajan por toda mi espalda hasta mi trasero. Baja las braguitas de mi bikini y comienza a hacer y deshacer en mi sexo con su lengua y sus dedos. Reprimo los gritos que amenazan con salir por respeto a los vecinos pero no puedo evitar gemir y eso parece que le encanta.

-Abre un poco más las piernas, bebé. Quiero verte bien. Quiero comerte entera.- me dice con la voz más ronca de lo normal y obedezco.

Tras unos minutos en los que me regala más placer del que me habían dado en mi vida en el sexo oral, vuelve a la altura de mi boca y nos besamos con pasión. Comienza a jugar pasando la punta de su miembro por toda mi vagina aún sin quitarse las calzonas que lleva puestas.

-Mira cómo me tienes...- susurro y él sonríe satisfecho al ver que me tiene a su merced.
-¿Te gusta esto?- pregunta bajándose las calzonas, aún jugando a restregarse contra mi y asiento.- ¿Cuánto te gusta?- gimo en respuesta mientras masajea mi clitoris con su pene pero sin llegar a penetrarme.
-Pedri...-gimo y él se aprieta más aún contra mi.- Te encanta vacilarme, ¿verdad?

Él asiente sonriendo y decido que es el momento de intentar revertir la situación. Me doy la vuelta para quedar frente a él, le chupo los labios y me pongo de rodillas. Yo también sé jugar a volverle loco y, por sus caras, el hecho de que esté comiéndosela se que le hace volverse completamente loco.

-Sigue comiéndomela, así, sí.- gime él esta vez mientras me acaricia el pelo.- Me vuelve loco cuando me la chupas.

Sonrío satisfecha por tener razón y por tener el poder de volver tan loco a una persona tan tímida como para decirme guarradas mientras lo hacemos. No me da tiempo de incorporarme del todo cuando ya me ha vuelto a girar sobre mi misma. Me pone contra la encimera de la cocina y me besa agarrandome del cuello. Mete dos de sus dedos en mi interior y estoy tan mojada que no me hace falta decir nada para que meta un tercero.

-Pedri... me voy a correr.- digo a duras penas mientras mueve rápido los dedos dentro de mi.
-Espera, que todavía te queda gritar mi nombre.

Nada más pronunciar esa frase saca sus dedos y, sin previo aviso, me penetra fuerte. Me da un azote en el culo y comienza a follarme rápido y duro. Mentiría si no dijera que esta es mi forma favorita de hacerlo y sobre todo con él. Hacer el amor lentamente está muy guay, pero sentir que pierdes la cabeza junto a alguien es una sensación inigualable.
Me penetra mientras que con una mano estimula mi clitoris. Solo hacen falta dos guarradas más en el oído y que me chupe el lóbulo de la oreja para hacer que me corra gritando su nombre, como el ya había vaticinado. Sigue moviéndose dentro de mi para correrse él también y basta con que le chupe la mano de la forma más guarra posible para que se venga dentro de mi.
Me da un beso en la mejilla y sale de dentro de mi para dejar su cabeza apoyada en mi hombro y descansar. Se incorpora y me giro para quedar de frente y poder abrazarle.

-Qué guapa estás recién follada.- dice sobre mis labios y me entra la risa.

Tras lo ocurrido se nos ha echado el tiempo encima y, para más inri, tenemos que ducharnos para no llevar el olor a sexo al restaurante. Vamos, que entre una cosa y otra, cuando nos ponen la comida por delante ya son casi las 4 de la tarde.

-Con lo puntual que yo he sido siempre y contigo por más que llegue con tiempo siempre acabo comiendo tarde.- me quejo de broma.
-Ahora dirás que no lo has disfrutado.- me guiña el ojo y se mete una cucharada de arroz en la boca.
-Tanto que estoy deseando repetirlo.- susurra y le quito con la lengua un granito de arroz que se le había quedado en la comisura.
-Para o voy a tener que hacértelo aquí mismo.- me amenaza sonriendo con cara de pervertido.
-Me encanta cuando te pones así.- confieso.- Aunque también me encanta cuando eres un bebé tímido.
-Tú sí que me encantas a mi.- responde y se acerca a darme un beso en la mejilla para luego seguir comiendo ambos de nuestro plato mientras charlamos.

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2022 ⏰

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meu amor - pedri gonzález Donde viven las historias. Descúbrelo ahora