Capítulo 4

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Salió de la tienda de conveniencia, siendo relevado por su compañero. Trabajaba de cinco de la tarde hasta las doce de la madrugada. No se quejaba, era cómodo trabajar así para él. 

Al salir de trabajar, las calles que antes estaban llenas de personas, estaban en completo silencio, a excepción de algunos autos. Los grillos cantando, la brisa nocturna se sentía en sus brazos, la frescura del viento nocturno le relajaba y el dulce aroma de las flores lo hacía sentir como en aquel parque que estaba cerca de su casa de la infancia, el cual visitaba cuando se sentía triste o solo.

Al caminar de regreso a casa, contaba los pocos carros que pasaban en aquella calle y una sonrisa se plasmó al recordar los bonitos momentos que pasó con su padre. Aquel hombre era una persona demasiado profunda y con un pensamiento sobresaliente, completamente diferente a lo que escuchaba de otras personas.

Tal vez su pensamiento no era profundo como el de los escritores o poético como el de los cantantes y, valga la redundancia, poetas, pero adoraba escucharlos y leerlos, tratando de entender, pero jamás comprendiendo lo que decían. 

Su padre le recitaba pequeños poemas cuando el tenía tan sólo siete años, pero era feliz con sólo escuchar la ronca y suave voz de su padre, ver la sonrisa plasmada en su rostro al decir cada metáfora lo hacía sonreír también. Vagos recuerdos tenía guardados en su mente, pero siempre lo acogerían cuando más lo necesitara.

La vida es como las flores que planta tu madre en el jardín, puede ser bella, pero también peligrosa. No apresures su crecimiento, las buenas cosas llegaran. Toma decisiones con sabiduría, pero si haces algo incorrecto, deberás aceptar cada una de las consecuencias. No apures nada, hijo, todo saldrá bien.  

—Traté de comprender, pero sólo pude entender —sonrió —Espero que algún día me des tu respuesta, papá —rió al recordar la ronca risa de su padre y pensar si tal vez había escuchado lo que dijo.

Entendía cada palabra, pero jamás llegaba a comprender; tal vez no se tomaba el tiempo o quizá no era tiempo para saber.

Lo que él no sabía es que la respuesta a cada pregunta estaba más cerca de lo que creía. El tiempo había decidido y el destino había asentido.

 El tiempo había decidido y el destino había asentido

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Despertó a las dos de la mañana, había sido odiado por su corazón y su mente sentía lástima de él. Estaba confundido y su cabeza dolía.

"Tu mente tiene la capacidad de controlarte, pero hay algo que lo evita. Cuando estás al borde de la demencia, tu cerebro se hace cargo de lo que ya no puedes cargar, sin embargo, ya no serás tú, serás él."

Le dio un escalofrío escuchar tales palabras en su cabeza.

—Esto me volverá loco —seguía con la ropa que había usado todo el día y al levantar su mirada, logró ver su cama aún tendida, recordando que había tratado de dormir, pero había olvidado apagar las luces y cambiarse la ropa —Esto es una reverenda mierda —con cuidado de no marearse, se levantó del suelo y logró llegar hasta una de las paredes recargándose sobre ella y viendo la peor escena de crimen. Dos botellas de su preciada reserva de vino habían sido abiertas por él mismo sin su propio consentimiento —¡SÍ! ¡UNA JODIDA MIERDA! 

𝒪𝓊𝓇 𝐿𝒶𝓈𝓉 𝒢𝑜𝑜𝒹𝒷𝓎𝑒 / ᴷᵒᵒᵏⱽDonde viven las historias. Descúbrelo ahora