Capítulo 7

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Estaba bastante emocionado por volver a ver a su mejor mejor amigo de toda la vida, no hablaban muy seguido, pues la universidad y el trabajo los consumían a ambos, incluso Tae estaba pensando tomar un año sabático, hablaría de eso con alguno de los directores.

Estaba contento, había comprado una caja muy bonita en donde guardar la taza de regalo que le había comprado, se había colocado unos jeans oscuros, una camisa blanca sin meter entre sus jeans y una chaqueta extra grande por el frío que estaba haciendo. No le importaba mucho cómo iría, pues se juntarían en la estación de trenes y luego irían a alguna cafetería o un restaurante pequeño. Había guardado la caja en una bolsa grande y esperó un par de minutos para salir e ir directo a la estación de trenes.

Las tres con veinte minutos se anunciaban en su reloj de pared, tomó la tarjeta del apartamento, la cual tenía el llavero que había comprado en la tienda de conveniencia, su billetera, y tomó la bolsa con el regalo de HoSeok. En la entrada se coloco unos converse negros y luego salió, sintiendo el viento frío golpear su rostro, inhalando tan fresco aroma.

Llegó a la estación de trenes, colocándose en el área de espera de los trenes que vienen de Gwangju. Ansioso, miraba a todas partes, buscando a su amigo en donde sea que estuviera. Quince minutos de espera eran demasiado para su poca paciencia, pero, gracias a la espera, por fin logró divisar a un rubio llegando con una gran maleta y una sonrisa que se comparaba con un corazón, dándose cuenta que era su radiante amigo.

—¡Hobi! —gritó con euforia y corrió a donde su amigo estaba, sin poder esperar a que el rubio llegara.

—¡Taehyunie! —dejó a un lado su maleta y abrazó a su amigo de la infancia —¡Te extrañé tanto! —estaban a medio camino, estorbando el paso de aquellos que iban apresurados a abordar o recoger a algún familiar, sin embargo, les importaba poca cosa los comentarios o insultos que les podían estar diciendo, ellos estaban en su burbuja de felicidad y alegría.

—¿Cómo estás? ¿Qué tal te ha ido? ¿Cómo está Yoon-Ah? —se había separado un poco para ver a HoSeok con una gran sonrisa y ver un par de lágrimas brillantes en tan preciosos ojos —No llores, Hoseokie, que si lloras yo lloro. —aprisionó las mejillas del rubio entre sus frías manos. TaeHyung no solía ser cariñoso con nadie, exceptuando a su mejor amigo. Era algo frío y serio, no siempre fue así, mas las circunstancias te cambian. Sin embargo, HoSeok era una de las únicas personas que lograba encontrar el lado cálido y no-sarcástico de TaeHyung

—Bien, bien, todo me ha ido de maravilla, aunque... faltas tú —sorbió su nariz —Yoon-Ah sigue ilusionada con que alguna vez llegues a casa. Antes de irme me pidió que te dijera que tiene lista su cocinita para que juegues con ella —rió bajo al recordar la ilusión en los ojos de la pequeña niña.

—Prometo que en algún momento iré —recogió las cosas que había tirado y tomó la maleta de HoSeok para empezar a caminar hacia el taxi en el que había venido —Podría ir cuando vayas de vuelta —sonrió en grande, una hermosa sonrisa cuadrada, una sonrisa que HoSeok caracterizaba como "diamante entre carbón", siendo una sonrisa sincera y difícil de obtener por parte de su amigo.

—Me parece una buena idea —revolvió el cabello del menor.

—¿Cuánto tiempo te quedarás? —llegaron hasta el taxi, subiendo el gran equipaje de HoSeok en el maletero y ambos sentándose en los asientos traseros del taxi.

Mientras TaeHyung le daba la dirección de la cafetería a donde irían, HoSeok curioseaba la bolsa que TaeHyung había llevado, sin embargo, no logró ver más allá que una linda caja, ya que escuchó la grave pero dulce voz de TaeHyung recitar una de sus muy típicas citas.

𝒪𝓊𝓇 𝐿𝒶𝓈𝓉 𝒢𝑜𝑜𝒹𝒷𝓎𝑒 / ᴷᵒᵒᵏⱽDonde viven las historias. Descúbrelo ahora