En este momento, se podía ver como el sol empezaba a dejar ver sus primeros rayos, y eso siempre significaba el comienzo de un nuevo día.
Y para Aang, el alzamiento del sol fue mas que suficiente para que lo hiciera despertarse, se levanta del suelo para hacer tronar los huesos de su espalda quitándose de ese modo la tensión que tenia sobre esa área.
Y una que deja que un bostezo haya salido de su boca, el joven Avatar voltea a ver a sus acompañantes: tanto Katara como Sokka estaban aun dormidos dentro de los sacos de dormir que se habían traído con ellos.
La verdad es que verlos de ese modo hizo que una leve sonrisa se terminara formando en su rostro, pues a pesar de todo era divertido el estar con ellos siempre le alegraba a el su día y que a pesar de todo las cosas no eran tan malas como se puede llegar a ver.
Sin embargo, al mismo tiempo tampoco pudo evitar el llegar a sentirse realmente mal, pues aun recordaba y siempre va a recordar como le fue en este día.
Pues la primera vez que regreso al Templo del Aire la primera impresión que se llevo fue que en serio las cosas habían cambiado, aunque de cierto modo tampoco espero que todo cambiara de manera tan abrupta para el.
Pues todo el Templo estaba deshabitado, y todos los que vivían ahí, los lemures... los bisontes... los monjes... todo lo que el llego a conocer de su vida... se había esfumado.
Y conforma paso el tiempo de pasearse por el lugar al final no hizo mas que confirmar la realidad y el golpe que se necesito para que lo viera fue cuando encontró el esqueleto de quien fue no solo su mentor, sino también su figura paterno... el monje Gyatso.
Recordar aquello hizo que el joven Maestro Aire sintiera que poco a poco sus ojos se comenzaran a humedecer, realmente le dolía el tener que recordar aquello.
Pero también empezaba a recordar, lo que la misma Katara le dijo aquella vez en la que le dijo l verdad de lo que había pasado cuando desapareció.
Y era cierto, el podría ser el Avatar pero eso no lo hacia un ser invencible, mucho menos inmortal.
Aunque bueno, técnicamente el espíritu del Avatar si es inmortal por ser lo que se conoce como un ciclo sin fin pero ese no eral el punto del asunto.
Sin embargo, en ese momento el chico sintió como sus pensamientos se terminaron esfumando cuando comenzó a escuchar un bosteza atrás de el, por lo que rápidamente se da la vuelta y es cuando ve a Katara quien estaba empezando a despertarse.
-Oh, buenos días Katara. -dijo Aang saludando a la mencionada con una sonrisa.
-Ah... buenos días Aang. -dijo Katara regresando el saludo tras haber dejado salir de nueva cuenta un bostezo.
El joven Maestro Aire solamente atino a asentir con la cabeza, luego voltea a ver a Sokka solo para ver que el aun seguía dormido, igual que una condenada piedra.
Aun recordaba que el chico proveniente de la Tribu Agua al no querer despertar de su sueño, el opto por hacerle pensar que sobre el estaba pasando por encima una serpiente con tal de que se despertara.
De nueva cuenta, Aang voltea a ver el sol, quizás aun fuera temprano pero era mejor para ellos irse lo mas temprano posible, así posiblemente se terminarían quitando atención sin que nadie los llegasé a ver con suerte.
En ese momento, una idea se forma en su cabeza por lo que rápidamente atina a ir hacia donde se encontraba su siempre confiable bisonte Appa para luego hacer uso de su Aire Control para subirse al lomo del bisonte.
Rápidamente Aang vuelve a hacer uso de su elemento para bajar del lomo de Appa pero ahora teniendo el bastón de su planeador a la mano, caminando nuevamente hasta frente a Sokka que seguía aun dormido.
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Avatar: El Renacimiento de Aang.
FanfictionEn la batalla de Ba Sing Se y después de que Azula lo hiriera de mortalidad estando en el Estado Avatar, Aang se encuentra con su antigua encarnación el Avatar Roku, y este le dice que el y el resto de los Avatares anteriores han sido capaces de dar...