•:•:•: Talla Pequeña :•:•:• 1

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Uraraka caminaba por los pasillos de la UA en camino a su clase comiendo el último pan que pudo encontrar en su casa.

Sintió unas manos tapando sus ojos dejándole una vista oscura—¿huh? ¿Quien es?—pregunto algo confundida, la persona que estaba atrás suya quito sus manos, Uraraka se dio cuenta que era su novio cuando se dio la vuelta—¡Deku kun!

—¡Hola, amor!—ambos caminaban al salón agarrados de la mano

Ochako deleitaba con un pastel que era el postre del picnic que tenía con su novio, el cual puso toda la comida y la chica el mantel que pudo encontrar en su casa

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Ochako deleitaba con un pastel que era el postre del picnic que tenía con su novio, el cual puso toda la comida y la chica el mantel que pudo encontrar en su casa.

—¿Te gusta comer no es así?—río con dulzura

—¡Amo comer! ¡No hay nada mejor!—expreso acabando de comer su pastel de fresas con crema

—¿Quieres que comamos un helado mañana y de paso te acompaño a tu casa?—propuso con una sonrisa dándole un bocado a su curry

—¡Claro!—acepto gustosa, el peli verde beso a su novia en la mejilla para luego recostarse en su hombro

—¡Claro!—acepto gustosa, el peli verde beso a su novia en la mejilla para luego recostarse en su hombro

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Era fin de semana.

Ochako caminaba por las calles dirigiéndose a casa de su amiga Tsuyu cuando miró de reojo a un local lo que hizo detenerse y girar su cabeza hacia el lugar el cual era un gimnasio.

Observaba a chicas ejercitándose, haciendo pesas, sentadillas, abdominales, etc.

Uraraka miró extrañaba, ella salía a caminar todas las mañanas, eso era suficiente y le gustaba. Camino pasando de largo el lugar.

Seguía tarareando alegremente, en unos quince minutos llegó a la casa de su amiga.

Después de quedarse por dos horas, agarro su mochila con la intención de irse pero su amiga peli verde tomó la palabra.

—¿Quieres comer algo? Tengo hambre, kero—Dijo buscando en su refrigerador

—¡De acuerdo!—Después de quince minutos de comer unas galletas con Tsuyu se fue a su casa contenta

—Me alegro que me haya invitado a comer, a si la comida rendirá más para mis padres y no tendrán de preocuparse—penso aliviada ya que sus padres pensaban siempre en ella, aveces ellos no comían muy bien por pensar en su hija y eso la entristecía así que llegando a casa no comería y abundaría más para sus padres

Seguía tarareando con esa sonrisa que siempre ha tenido, que enamoro a Midoriya y es característica en ella, su linda y llena de vida sonrisa.










La que un día desapareció.

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