9. Tinte rosa

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El plan era sencillo. Tenía que serlo.

_¿No te duele?- preguntó TaeHyung mientras que con una toalla, secaba los cabellos húmedos y ya teñidos de su hermano. Jimin había vuelto a ser el de siempre luego de hablar un rato con su hermano y Hoseok. Jungkook aún lamía su pata y trataba de limpiar el rosado de sus dientes y hocico.

_Las primeras veces sí. Luego ya se sintió normal. Pero no quiero hablar mucho de eso hoy.- dijo Jimin, siendo consciente que obviamente le estaban escuchando. Se había cansado de responder las mismas preguntas una y otra vez, pero sabía que su hermano no las decía con intención de molestar.

_Lo siento. Entiendo.- murmuró, un poco culpable.- Sólo me preguntaba si...

_No lo hagas.- dijo Jimin, medio sonriendo mientras acariciaba el rostro de Tae. Si su hermanito se preguntaba si él también podía, no quería que lo hiciera. TaeHyung no tenía por que estar metido en ese lío también.

_¿Ves? No es tan rosado. Es muy fuerte.- cambió de tema el menor, culpando a su pareja.

_Se lavará.- dijo Hoseok, desde el suelo a un costado de su primo. O el lobo que era su primo.

_¿Acaso tú te ocultas las canas también?

_Mocoso...- murmuró para luego quitarse de encima la cola enorme y peluda de Jungkook, la cual le había golpeado la cara cuando se había levantado para subirse a la cama al lado de su Omega.

Nadie dijo nada. Jungkook simplemente se sentó a su lado, volviendo a retomar su baño.

Fue Jimin quien rompió el silencio.

_A veces, en las noches...sueño que Kwan está gritándome por otras jodidas quince lagartijas, ¿Eso es normal?- se medio preguntó, sabiendo que aquel era el momento para hablar. Jimin sentía que esa situación no se repetiría por mucho tiempo, así que aprovechó el tener a sus personas favoritas en el mundo a su lado.

Jungkook dejó salir un quejido y apoyó su hocico en el regazo de Jimin, mirándolo desde abajo. El pelirosado le miró y acarició sus orejas.

_Y sueño con Yoongi y su mal genio de la mañana. Imagino que Namjoon se quedó atrapado en el ascensor se nuevo y a Jin suspirando mientras le atiende la llamada y avisa a seguridad. Pasaba casi todos los días.

Pero nadie dijo nada. Hoseok se sentía un poco fuera de lugar y el lobo de Jungkook parecía no querer desaparecer, acercándose lo máximo que podía a su pareja y lamiendo sus dedos.

Fue Tae quien habló.

_Aún recuerdo la primera vez que vi a Jungkook, ¿Lo recuerdas? Juré que iba a matar al malnacido por ponerte las manos encima, pero bro, su biblioteca realmente funcionó para mí.

Jimin le miró sonriendo, con las lágrimas creándose en sus ojos.

_¿Recuerdas cuando hablábamos hasta el cansancio de los nuevos temas de tu escuela?

_¿Y cuando empezaste a estudiar de nuevo?- agregó el menor, comenzando a sentir él tambien las lágrimas y su rostro caliente. El lazo de Jimin tiraba como nunca antes y él tiraba de vuelta.- fue gracias al perro aquí presente, pero el mérito es tuyo.

_Au... moins ses cheveux sont doux.- murmuró Jimin, con sus dedos entre los negros cabellos del lobo.

_¡Recuerdas francés!

Jimin levantó la vista, viendo a su hermanito con una sonrisa de oreja a oreja. Asintió, sonriendo, mientras sentía las lágrimas caer por todo su rostro, llegando a caer sobre la cabeza del animal en su regazo. Jimin asintió varias veces más, cerrando los ojos y abriéndolos luego de unos momentos para volver a ver el rostro de su hermanito mientras sonreía, ya sintiendo muchas más lágrimas caer.

A mordidas | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora