12. Explosión

2.2K 303 60
                                    

_¿Alguna vez leiste las leyendas sobre los destinads?

_Mi mamá...era fanática de esas historias, de los libros atiguos. Siempre me leía historias cuando no podía dormir.

 Estaban acostados en una cama demasiado deshecha, Jimin jugaba con las garras en el estómago de su Alfa, cosa que Jungkook hizo sin pensar. Había descubierto su estómago para su pareja. 

 Ambos estaban exerimentando todo sobre sus nuevos instintos, incluso el pelirosado intentaba hacer crecer sus garras, cosa que el mayor había dominado mas que él ya que aún se podían ver sus orejas negras salirse de entre su cabello.

_¿No podías dormir?

_No.- dijo, acariciando el cabello rosado. Cuando hizo esto, Jimin sonrió y unas pequeñas orejitas de color blanco crecieron en su cabeza.- Papá iba a llevarme con él en una reunión la mañana siguiente, y estaba muy nervioso. Mamá me tranquilizó diciéndome que un muy buen amigo de ella iba a estar allí, que no estaría solo con papá.

_Puedo sentir que ese amigo era el Águila, ¿No es cierto?

 Jimin de alguna manera sentía la respuesta en su interior, y supo que se había metido demasiado en el pecho de su Alfa.

_Así es, pero dejé de verlo a los pocos años. Las historias de mamá eran las mejores.  

_Me hubiese gustado conocerla.

Jungkook sonrió, jugueteando con las orejitas que tenía en frente y haciéndole cosquillas a su Omega.

_Le hubieses encantado, y de seguro te hubiese mostrado su colección de música y libros, amaba las personas inteligentes y cultas como tú.

_Bueno, tuvo que haberte odiado entonces.

 El menor comenzo a reír a carcajadas mientras su pareja se avalanzaba a atacarle, haciéndolo caer de la cama. El lobo rápidamente se colocó en guardia y comenzó a retroceder lentamente, sonriendo, con los instintos nuevos y salvajes rugiendo y pidiéndole que se escondiera o hiciera frente, su Alfa estaba dándole caza. Si estuvieran en el bosque, correrían por horas. El Omega le enseñó a Jimin unos recuerdos en los cuales miles de veces se subía a los árboles, o incluso una vez hace mucho tiempo, como Alfa, había cazado a su Omega hasta el inicio de un lago enorme y hermoso.

 Pero no podían hacer nada en la habitación, asi que ambos se limitaron a gruñirse y a revolcarse en el suelo. Jimin estaba boca abajo cuando vio la oportunidad y metió su pie en la abertura de los muslos de Jeon, y con un empuje de todo el cuerpo, los giró a ambos y quedó encima de su pareja, quien le gruñó juguetonamente. 

 Jimin le dio un último gruñido para acercarse a lamer su rostro, pasando de sus párpados a su nariz. Lamió sus labios y quiso continuar cuando un latido resonó en su pecho, haciendo que se detuviera.

Luego otro, y otro.

 Sin pensarlo, si saber qué es lo que le había llevado a hacer eso, miró a lo ojos a su pareja y supo de inmediato que él sintio lo mismo.

Porque Jeon Jugnkook sonrió y cerró sus ojos, girando su cabeza y exponiendo su cuello a su Omega.

 Los ojos del menor se llenaron de lágrimas, agradeciendo a su Alfa y se acercó a lamer la zona, sintiendo sus dientes aparecer cuando poco a poco se acercó a la parte exacta.

  Y cuando así lo hizo, mordió.

Jungkook no sintió dolor, sino que el ya conocido sentimiento de tener la llama incendiado su pecho le llegó por todas partes y no pudo hacer más que sonreír, contento por su Omega.

A mordidas | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora