13. Liberación

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Nadie esperó que el Delta realmente arrojara el arma al suelo, arremangándose y acercándose a su hijo mayor para pelear.

Bueno, Park JinEul no creía que pelearían de verdad, sino que esperaba darle una paliza al insolente Omega de cabellos rosados que no podía creer fuera su hijo.

_¿Qué es lo que hice para tener un hijo así?- habló, acercándose aún más. La madre de Jimin comenzó a llorar y Hoseok se acercó a calmarla.

Jimin no dijo nada, simplemente veía los movimientos torpes del sujeto.

_¿Y luego el otro también?- ahora escupió contra Tae, quien fue sostenido del brazo por el Alfa Jeon Jungkook.- Son los dos Omegas, inútiles, que lo único que hacen es dejarse follar por estos insultos de Alfa.

_Vete al infierno.- escupió TaeHyung quien cada vez era retenido con mas fuerza por el pelinegro.

_¿Infierno? Infierno es saber que soy un hazmerreír por culpa de dos inútiles.

_¡Te voy a matar!- gritó está vez, luchando con Jungkook para que le dejase ir.

_¡TaeHyung! Calmate. Tranquilizante.- intentó ordenarle.- No es tu pelea, TaeHyung.

_¡Sí lo es! Es mi jodido hermano, mi supuesto padre quien nos arruinó la vida, esta es mi jodida pelea.

Jungkook le tomó de un brazo, y con la mano restante apretó en su nuca, allí donde el instinto le había dicho que debía apretar para calmar al cachorro.

_Pero es más la de Jimin, Tae.

Fue en ese momento cuando el Omega se calmó y giró su rostro hacia su hermano, quien poco a poco se acercaba más al Delta, gruñendo.

No dijo más nada, y se enderezó, intentando buscar la manera de ayudar a su hermano sin interferir.
Necesitaban liberarse de las armas.

Jimin también lo sabía, así que intentó buscar una manera.

_Jungkook, las...

_Lo se. Intentaré buscar la forma de derrotarlos mientras tú te encargas...

_¿Escuchas esas pisadas?

Pero en el foco principal, padre e hijo estaban a punto de arremeter entre sí.

_Veamos si esta vez si puedo corregirte a los golpes.

_¿Te enorgulleces de lo que hiciste, acaso?

_¿Por qué no lo haría? De no ser por mi, hubieses sido un lobo peor de lo que eres ahora. Deberías agradecerme, yo te di el odio para luchar.

_No. Lo que tú me diste fueron las ganas de asesinarte.

_¿Estás seguro que podrás, Jimin?

El pelirosado no respondió y vio como el sujeto con el cual pelearía estaba a menos de tres metros de distancia. Necesitaba inmovilizados, necesitaba golpearle las piernas para que perdiera el equilibrio. Era mucho más alto que él, por lo que el Omega no ganaría si no podía entrar en su territorio.

No le contestó a su pareja, y se centró en el Delta cuando se lanzó a él. Había comenzado, y no podía haber sido de peor manera.

Jimin sintió las manos intentar tomar su cuello, sintió repulsión, sintió asco. No supo por qué, pero se quedó inmóvil. Las miles de imágenes volvieron a su cabeza, los miles de golpes que JinEul le había dado toda su vida llegaron de nuevo y todos juntos, haciéndole estragos y dándole náuseas. Jimin sintió el terror congelar su venas.

Cayó al suelo con el hombre encima suyo, ahogándole.

_¡Jimin!¡Sus piernas

Pero el Omega sentía todos sus lazos paralizados, sentía su lobo escondido en alguna parte de él. Pataleaba por inercia y llevaba sus manos al nutrido cuello del sujeto pedo no podía ejercer mucha presión cuando le estaban apretando noventa kilos de odio y desprecio.

A mordidas | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora