Jimin no esperó sentir aquél pinchazo de dolor cuando Jeon se fue. Era como si le estuvieran desgarrando por dentro, necesitaba al mayor allí, consigo. Pero el tiempo juntos se había agotado y ahora Jeon estaba siendo examinado, seguramente. Jimin odiaba no poder hablar con él en todo momento y no tener el lazo formado, hecho. Si tan sólo Jungkook pudiera marcarlo sin todo el circo que querían montar con ellos no debería de estar tan cansado. Jimin tenía miedo de la mordida pero sabía que la necesitaba y la quería.
La mordida de su Alfa.
Nunca se hubiese imaginado estar deseando algo como eso. Si alguien le hubiese contado le hubiera tratado de loco. Park Jimin anhelando ser el Omega de alguien.
Pero no era sólo eso, sino que Jungkook sería su Alfa, y ambos lo querían tanto como el otro. El pelirosado había generado una necesidad impasible por el mayor y se le corría de las manos. Pasaba las horas de su día pensando en cuando podría volver a verle.
Sabía que Jungkook tenía un plan, o al menos que buscaba alguno. Sabía que su Alfa estaba alerta a cada movimiento y cualquier paso en falso que el gobierno dara. Sabía que estaba preparado para tener que pelear si era necesario pero él no podía ayudarle. Jimin se sentía totalmente inútil siendo el mayormente encerrado y vigilado, su sujeto de pruebas favorito. Quién debia orinar todos los días en un tubo de muestras y quién se estaba quedando sin venas para las agujas. A quien le aplicaban suero porque aún no podía comer debido a que su padre sería una persona libre en cualquier momento.
Quizás era porque había peleado toda su vida, y estaba cansado. No tenía mas a Kwan y no tenía a su familia para cubrirle la espalda por si se caía. No tenía a sus amigos, no tenía a YoonGi todas las mañanas impregnándole su olor tratando de ayudar. No tenía los mimos de Seokjin cada que se cruzaban en las oficinas y no tenía el respeto de Namjoon cada que le entregaba los registros falsos para que pudiera trabajar.
No tenía el regalo de su hermano como todos los años, días antes de su cumpleaños. No tenía la pequeña noche de belleza en el cual el tinte de su cabello era teñido nuevamente por ser su cumpleaños, y el cabello de Jimin realmente necesitaba el color. Ya casi era su cumpleaños. Y estaba apagado.
Y su celo había sido retrasado tanto que tenía miedo de lo que pudiera llegar a suceder. No sabía si con toda la leyenda de las almas destinadas, el límite de los dieciocho años contaba para él. Estaba asustado de que fuera algo incontrolable, como su lobo. Pero de lo que estaba seguro era de que cada vez tenían menos tiempo, para todo.
Suspiró, cuando las puntadas de dolor sesaron. Pero jamás esperó sentir su cuerpo crujir, mientras sentía todos los huesos de su cuerpo retroceder y moverse, haciendo ruidos sumamente extraños. Cualquier persona se hubiese desmayado del dolor ante tal tortura, pero el Omega lo resistía. Tenía una sensación rara, pues le dolía pero no era de infarto. Lo peor fue lo que veía mediante su cuerpo iba cambiando. Sus dedos comenzaban a aparecer detrás de esas garras y sus patas comenzaban a dejarle alto, pues sus desnudas piernas iban apareciendo rápidamente. Su torso se estiró y su mandíbula fue comprimida en cuestión de segundos, como si alguien hubiese tirado de un hilo en su interior y hubiese retrocedido, al igual que su cola y sus orejas.
Fue todo en cuestión de segundos pero Jimin se sentía a punto de desmayarse por el miedo que aquello le había provocado. La transformación era horrible, feo de ver, pero estaba casi seguro que las cámaras habían grabado cada segundo de ella. Se sentía peor por seguir dando información a aquellos sujetos que no hacían mas que torturarle. Por algo que dentro de todo nadie elegía ni eligió, simplemente había sucedido y no había tenido elección alguna.
Estaba desnudo, en medio de la cocina, pero temblaba. Sudor le bañaba el cuerpo y su pulso estaba a mil por hora. Se sentía mareado y casi se cae de bruces al suelo cuando intentó caminar y sus piernas le fallaron, teniendo que apoyarse en la encimera. Era como si se hubiese olvidado de como caminar por unos momentos, pero era la falta de costumbre que había tenido.
ESTÁS LEYENDO
A mordidas | Kookmin
FanfictionContinuación corta de "A los golpes". Jimin, el Omega de cabello pelirosado, aún dominado por la sociedad Alfa se siente cada día más débil en aquel encierro al que le condenaban. Y la ausencia de su compañero le ponía los pelos de punta. Las visit...