Día 1: Carretera y Manta

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Me reconozco como un gato racional, que no actúa cual pollo sin cabeza ante lo desconocido. No era la primera vez que montaba en el coche, ni tampoco mi primer viaje "largo". No hacía mucho tuvimos que irnos del piso pequeño a la casa del pueblo por no sé qué historia de una pandemia. Incluso antes de aquello, el Traidor me hizo acompañarlo a unas vacaciones a la playa. Lo único que me quedaba por hacer era suspirar porque no tardasemos mucho en llegar a nuestro destino.

Llegados a este punto, aburrido y cansado de maullar preguntando por nuestra próxima parada, tomé el camino más lógico y decidí echarme a dormir... O más bien lo intenté. Al Traidor se le ocurrió la brillante idea de poner música para el viaje. El muy imbécil se pensaba que con hard-rock de los '80 iba a conseguir que me relajara e incluso, para colmo de males, tuvo desfachatez de cantar. ¿Pero quién te crees que eres, Bon Jovi? ¿Acaso tu idea de que "la música calma a las fieras" es una interpretación de "a gritos podría dejar inconsciente a un dinosaurio"? Aún no sé cómo lo logré, pero conseguí ignorar el ruido y dormirme.

Cuando volví a abrir los ojos ya era de día y aún continuábamos en la carretera. Pensé que aquello debía ser una broma, así que tras estirarme, bostezar y lavarme procedí a maullar por mi libertad, por respuestas, por compasión, por agua, por comida, por ir al baño y porque vuelvan a poner el Gato con Botas en el Cine.

La respuesta del Traidor no fue otra que ponerse a hablar. La lengua de los humanos no es mi fuerte, lo reconozco. El Traidor lleva años dándome la turra con sus movidas y alguna cosilla se me ha ido quedando, pero es más interpretación de tonos que filología. Aunque alguna palabra retengo, y en este caso fue lo suficiente como para entender algo sobre una " nueva casa".

Y esto fue un shock para mí. Una nueva casa. Eso implica un cambio de todo... La verdad, no puedo quejarme: más allá del viaje casi infinito, la última mudanza fue una mejora de vida increíble. Pasamos de vivir en un piso con todas las ventanas cerradas y donde tenía que compartir cama con el Traidor a una casa con varias plantas, con mi propio patio, con salida a los tejados, con metros y metros de pasillo donde prepararme para las Gatolimpiadas...

Ahora había pasado de la confusión a la curiosidad máxima. Tenía que saber ¿Tendríamos piscina, podría salir a los tejados, podría dormir en el sofá, tendríamos televisión por cable?

Al final, de tanto preguntar y no entender las respuestas me quedé dormido de nuevo y comencé a soñar con cómo sería mi "nueva casa".

Diario de MiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora