El tiempo pasa demasiado rápido, es lo que pensó Reese al ver a aquella chica junto a su hermano.
— Porque no cierras la boca de una vez, a nadie le interesa lo que pone esa estúpida revista— soltó hacia aquella chica, que no paraba de hablar desde hace horas, sobre su día, sobre revistas, películas, ya le caía bastante mal.
— ¡Reese! — claro que las quejas de Malcom no se hicieron esperar, llevó a su novia mientras su madre no estaba un rato, pero su hermano mayor los seguía a todos lados, ya lo estaba fastidiado mucho.
— Tranquilo Malcom, no me molesta que tú hermano sea un idiota.
— ¿Yo un idiota? Lo dice la que no se ha callado desde hace horas, ¡Ni siquiera has dejado hablar a Malcom!.
La chica volteó de inmediato a ver a su novio.
— ¿Te molesta que hable mucho?— el de inmediato se sonrojo, después negó varias veces con la cabeza, ella no le aburría, únicamente por lo que sentía.
Reese estaba más que furioso, no tenía porque soportar nada de eso, el era mejor escuchando que ella, incluso dejaba hablar a su hermano cuando esté le contaba algo.
— ¡Eres una pésima novia! ¡No sé porque le gustas! — ella se levantó molesta por los insultos que ya llevaba recibiendo por parte del chico desde hace un buen rato.
— ¡¿Porque estás tan celoso?! ¡Yo le gustó, acéptalo!
— ¡Es que no te soportó! ¡Y no estoy celoso! — grito mientras golpeaba la mesa.
Malcom solo observaba la pelea, uno no le gustaba la actitud de ninguno de los dos, segundo ya estaba que no soportaba los celos de su hermano, tercero ya tenía suficiente de escucharlos a ambos.
— ¡Reese, ya basta!, Sofía, ¿podemos vernos otro día?, quizás en otro lado que no sea mi casa — dijo mientras tomaba su mano, llevándola a la salida.
— De acuerdo, nos vemos amor — contesto tranquilamente, marchandose del lugar.
Malcom miro enojado a su hermano, su mirada lo decía todo, es que no es la primera vez que algo así sucedía, ya le había arruinado otras oportunidades con chicas antes, para el ya es momento de hablar sobre lo que sea que esté sucediendo.
— Tú vas a decirme lo que te pasa, no me interesa si no quieres, te vas a sentar a explicarme porque te comportas como un idiota conmigo.
Reese, quien ya llevaba vario tiempo evitando aquella conversación, sabía lo que le pasaba pero no quería admitirlo, no podía, tenía que inventar algo.
