Al final ambos chicos se encontraban en la escuela, cada uno en sus respectivas clases pero incluso para la mente de un genio como lo es Malcom era complicado concentrarse.
Con cada segundo la voz de su profesor sonaba más distante para sus oídos, la gente alrededor parecía no existir para los ojos del chico.
Dentro de aquellos pensamientos encontró las señales del enamoramiento de Reese, tantas eran estás que se cuestionó si no era tan inteligente por no haberlas notado antes, los pequeños besos en la mejilla de niños, los celos cuando lograba hablar con otros chicos, la sobreprotección y algunas otras cosas que su mente hizo pasar por simples "cosas de hermanos"
Sin embargo ese no era el más abrumante de sus pensamientos, al contrario lo que más lo estresaba y mantenía pensando es porque había besado a su hermano, un acto tan repentino como ese no era algo muy común en el, de hecho siempre pensaba dos veces lo que hacía pero eso, eso había sido un impulso, uno que le causaba muchos nervios.
Incluso diría que sintió algo al besar a Reese, una ligera presión en el pecho, una sensación tan extraña que no sabe realmente como describir.
Mientras tanto Reese ni siquiera había entrado a clases, se quedó escondido en un armario de limpieza pensando en todo, quizás también a la vez pensando en nada, no paraba de tocar sus labios deseando volver a sentir lo mismo que cuando Malcom lo besó pero a diferencia de su hermano menor el realmente pensaba que si el lo había besado era porque aunque sea muy en el fondo sentía lo mismo lo que lo emociono mucho.
Llevaba años escondiendo lo que sentía que el haberlo dicho ciertamente era una liberación para el, ni se hable de la posibilidad en su cabeza de que Malcom sintiera lo mismo, simplemente lo hacía sentir especial, esperanzado.
Pero la hora de salida de la escuela ya había llegado y con ello un platica sería, sincera y necesaria entre ambos
