Al día siguiente las cosas parecían andar con completa normalidad, tanto era así que Malcom llegó a pensar que simplemente había soñado lo sucedido pero una vez que sus hermanos y el cruzaron la puerta para ir a la escuela es que se dió cuenta de que no, no era un sueño.
— Reese...¿Podemos hablar en la escuela?— pregunto con algo de nervios mientras tocaba ligeramente el hombro del mencionado.
— Ya dejaste lo querías en claro, no necesitas hablar conmigo — respondió de mala gana, obviamente molesto por el rechazo que había recibido anteriormente.
En su mente todo lo que veía para estar junto a su hermano se desmoronó, ya no había citas, ni besos, ni ningún "te amo", ahora solo sentía tristeza porque no era correspondido.
Cómo le tenía envida a esa chica, quien había conquistado el corazón de Malcom, deseaba con todas sus fuerzas ser ella, recibir los besos que le pertenecían, o las lindas miradas que su hermano le daba.
Inconscientemente comenzó a caminar más rápido, alejándose de sus hermanos, pensaba saltarse las clases para pensar, exepto que Malcom corrió tras el.
— Dewey vete solo, te daré una bolsa de dulces más tarde ¿Vale? ¡No le digas a mamá!
Entonces...debían tener una plática aún más seria.