Primer capítulo

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— Pensé: ni siquiera el cielo puede salvarme ahora

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— Pensé: ni siquiera el cielo puede salvarme ahora.

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No había sido el mejor día para Evangeline: Había tenido tres exposiciones, dos proyectos por entregar y para colmo un chico había intentado sobrepasarse con ella.

No entendía porque ese chico le había insistido tanto, llevaba días pidiéndole una cita —la cual ella rechazó amablemente— pero con el pasar del tiempo se volvía más pesado, hasta ese momento.

El chico la había arrinconado cerca de los casilleros, era bastante tarde por lo que apenas había personas en su facultad. Tuvo la maravillosa suerte de que no hubiera nadie cerca en ese momento —nótese el sarcasmo—.

Evangeline permanecía seria, el muchacho tenía sus manos a cada lado de la cabeza de la chica. Evie sabía que podía moverse, pero el chico era más intimidante de lo que llegó a pensar alguna vez.

— ¿Ahora aceptarás tener una cita conmigo? — preguntó acercándose a ella, casi entrando en su espacio personal. Cosa que Evangeline cuidaba más que nada y pocas personas podían sobrepasarlo.

— Ya te dije que no un millón de veces, por favor detente — pidió exasperada. Intentaba no mostrar el miedo que le provocaba ese chico pues estaban solos y ese tipo de personas suelen aprovecharse al ver miedo en otros.

— Y yo ya te dije que no te dejaré ir hasta que me digas que si — se acercó un poco más, inclinándose un poco pues la chica era más pequeña que él.

— No voy a aceptar esa cita, métetelo en la cabeza de una vez. Voy a demandarte por acoso si no te quitas de encima — amenazó al ver como el chico acercaba sus manos a ella.

El muchacho se detuvo por un momento y la miro a los ojos. Sonrió de una forma que hizo a Evangeline temblar.

— Tal vez debería hacerte cambiar de opinión con acciones en vez de con palabras ¿No es así? — Evie se puso rígida, cerrando los ojos con fuerza cuando aquel chico recorrió su brazo con su mano.

— No voy a cambiar de opinión, ya te lo dije — comentó tras abrir los ojos —: No me interesas — la chica intentaba buscar una manera de escapar de aquel hombre, pero su mente estaba nublada por el miedo, además, podía recordar que ese chico era uno de los más fuertes de su clase gracias a una clase de aptitud física.

— Eres una chica muy bonita para estar sola — pasó su mano al mentón de la chica, quien había apartado la mirada después de su pequeño momento de valentía —. Mírame si te hablo — hizo que Evangeline lo mirara girando su rostro bruscamente —. Debes ser como esas chicas que creen en cuentos de hadas ¿Cierto? Que esperan que un príncipe venga a ustedes.

Evangeline frunció el ceño. Lo creía, a los siete años. No comprendía las palabras de aquel chico ni la percepción que tenía de ella, solo sabía que era un tipo muy idiota, pero a la vez muy peligroso.

𝖶𝗂𝗅𝖽𝖾𝗌𝗍 𝖣𝗋𝖾𝖺𝗆𝗌 -κ.sj-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora