- Dime que me recordarás, incluso si solo es una mentira.
Evangeline y SeokJin siempre mantuvieron su relación como un secreto. Aún después de terminar se lo guardaron para si mismos.
Evangeline termina por contarle a su mejor amiga la historia de...
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— Esto comienza a ponerse bueno
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Evie terminó de arreglarse y tomó su teléfono para ver la hora 5:30. Después de dejarla en su casa SeokJin le había dicho que pasaría por ella a las seis.
Se puso sus botines y tomó su abrigo. Metió sus cosas básicas en la bolsa que llevaría y se dio una última mirada en el espejo. Segundos más tarde, después de ver que todo estuviera en orden, apago la luz de su habitación y bajo hasta la sala.
Volvió a revisar la hora en su teléfono 5:40.
Estaba impaciente, SeokJin había mencionado lo importante que era esta salida, lo cual la ponía nerviosa de por sí, después mencionó que tenía algo que decirle, cosa que la hizo explotar en emociones, su cabeza formulaba situaciones que podrían pasar.
La ansiedad la carcomía en su tiempo de espera, antes tenía con que distraerse: sus tareas, su madre y padre hablando sobre algo que la había mantenido con la cabeza en otro lado pero que ya no recordaba, y su tiempo arreglándose mientras escuchaba música. Ahora solo podía esperar a que el tiempo pasara. Reviso de nuevo 5:50.
Soltó un suspiro nervioso mientras abría la aplicación de mensajes, vio algunos de su madre, que le decía que llegaría tarde y que no la esperara para cenar, su padre le aviso que no llegaría a dormir, en el grupo donde estaban sus amigas hablaban sobre sus personajes favoritos de libros y de vez en cuando mandaban audios diciendo cuánto los amaban, Evangeline se emocionaría con ellas si no estuviera tan nerviosa.
Abrió la cámara frontal de su teléfono revisando que su maquillaje no se hubiera movido al ver que eran las 5:55.
Escuchó el timbre y se levantó enseguida, su corazón disparándose lo más rápido posible. Abrió la puerta y encontró a SeokJin tras ella, sonrió al verlo.
— Hola Ev — saludó el chico después de unos segundos, Evangeline seguía admirándolo, no podía creer que alguien tan guapo como SeokJin existiera.
— Hola, am... te ves muy bien — contestó cerrando la puerta tras de sí, sus mejillas rojas por haber soltado el cumplido.
— ¿Vamos? — cuestionó SeokJin al tenerla a unos pasos de distancia.
— Claro — contestó la rubia y tomó la mano que el chico le había extendido.
— ¿Cómo has estado? — preguntó SeokJin mirando sus manos entrelazadas.
— Bien, mamá y papá llegaron tarde así que comí sola, pero al menos pude ver la televisión mientras comía ¿Y tú? — explicó brevemente.
— Mis padres estaban peleando cuando llegue a casa, incluso anoche lo hicieron también, pero dentro de todo, Bien — Evangeline lo miraba atenta —. Ya no me afecta tanto como antes.
