Un accidente durante una actuación termina con Luke ensangrentado y con amnesia retrógrada total; su mente es una pizarra vacía que no sabe tanto más que su propio nombre. Su banda está dispuesta a ayudarle a volver a montar las piezas dispersas de...
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Todos se encuentran, por la mañana, en la oficina del Dr. Patel en el último piso del hospital. Es una habitación de buen tamaño, las paredes están llenas de estanterías rellenas y decoradas con títulos enmarcados. La alfombra es verde. Desde la ventana hay una bonita vista de los árboles y las cimas de los edificios. Hoy hace sol, por primera vez desde que cayó Luke. Calum trata de no esperar que eso signifique que las cosas están a punto de mejorar. No tiene otra evidencia que lo sugiera. El Dr. Patel se sienta detrás de un gran escritorio de madera, con una silla de cuero, y los demás se apiñan alrededor, en sillas que trajeron del pasillo. Hay tantos de ellos que es estrecho aunque la habitación en sí no es pequeña.
A la familia de Luke se le permitió verlo ayer, brevemente, por la noche. Calum, Michael y Ashton aún no han recibido permiso. Michael está intentando con todas sus fuerzas mantenerse unido y está tan cerca de romperse. Los tres se quedaron anoche en el hotel, en la misma habitación. Hicieron todo lo posible para que Michael no pensara en todo. Vieron televisión basura y hablaron sobre las nuevas canciones que escribieron en Los Ángeles y recordaron la vez que un grupo de fanáticos envió strippers masculinos a su casa. Han pasado años y todos todavía se ríen de eso. Calum cree que nunca dejará de ser gracioso. Funcionó, por un tiempo. Michael incluso se reía. Entonces todo se desinfló, sin ninguna otra razón que no fuera porque se quedaron sin cosas de qué hablar, y Michael se quedó callado y triste de nuevo. Destrozó a Calum. No puede ayudar a nadie. Sus mejores amigos se están ahogando, y él también se está ahogando, pero desea desesperadamente salvarlos antes de salvarse a sí mismo. Y no puede. No hay nada que pueda hacer o decir para mejorar algo.
Todos durmieron en la misma cama. No han hecho eso desde la primera noche que estuvieron en Londres, cuando dejaron Australia juntos para perseguir sus sueños. Pero entonces Luke estaba con ellos. Su ausencia era tan ruidosa en la habitación. Calum extrañaba su risa chillona, su terrible sentido del humor. De todos modos se apilaron sobre el colchón tamaño queen, los tres, sin Luke. Michael durmió en el medio. Cinco minutos después de que Ashton declaró que era hora de acostarse y apagó las luces y la televisión, Michael empezó a sollozar entre ellos.
"Está bien, Mikey", susurró Ashton, acercándose a él y frotándose la espalda.
Calum estaba de costado, de espaldas, así que se dio la vuelta y rodeó a Michael con los brazos. Ashton también lo hizo.
"Lo siento", murmuró Michael, su voz espesa y sus lágrimas húmedas contra el hombro de Calum.
"No lo sientas. Te tenemos", le prometió Calum. Se quedaron dormidos enredados juntos, aferrados el uno al otro. Luke debería haber estado con ellos. Dolía tanto que no lo estuviera.
Ahora están aquí, en una oficina con un médico que explica lo que está sucediendo en el cerebro de Luke, esboza los planes de tratamiento, y todo lo que Calum quiere es bajar corriendo las escaleras e irrumpir en la habitación de Luke y ver a su amigo mirándolo con reconocimiento en sus ojos azules, y no puede. Si Luke mira a Calum directamente a la cara, sería como mirar a un completo extraño. De esa manera, tal vez pensándolo bien, Calum se alegra de que no se le haya permitido ver a Luke todavía. Cree que dolería demasiado.
