Un accidente durante una actuación termina con Luke ensangrentado y con amnesia retrógrada total; su mente es una pizarra vacía que no sabe tanto más que su propio nombre. Su banda está dispuesta a ayudarle a volver a montar las piezas dispersas de...
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El nombre de Luke aparece en la identificación cuando suena el teléfono de Michael, y él sonríe y lo desliza para contestar.
"¿Este es Michael?"
Es una voz masculina, que Michael no conoce. Michael estaba seguro de que la pantalla decía que era Luke.
"¿Quién es?".
"Um, estoy con tu amigo Luke".
El corazón de Michael se le sube a la garganta. "¿Qué? ¿Dónde? ¿Qué pasó?" él exige.
"Está bien", asegura el chico. "Como, físicamente. Es sólo... que se asustó un poco".
"¿Dónde está?" Michael repite. Está entrando en pánico; se siente como si el mundo comenzara a girar demasiado rápido.
"El Starbucks en George Street. Estaba afuera en la calle y empezó a perder el control, así que lo dejé entrar y me dijo que te llamara".
"¿Qué carajo?", murmura Michael; a él mismo. Eso no está en ningún lugar cerca de la casa de Luke, Michael no tiene idea de cómo llegó tan lejos por su cuenta cuando aún no sabe dónde está nada. "¿Puedo hablar con él?".
"Sí, espera".
Hay ruidos crujientes, como si pasaran el teléfono entre las manos, y luego la voz de Luke, pequeña y preocupada, dice: "¿Michael?".
Michael cierra los ojos y se frota la cara con la mano libre, el alivio lo invade, a pesar de que todavía está frenético. "Hey, Luke, sí, soy yo. ¿Estás bien?".
"No sé dónde estoy". Suena al borde de las lágrimas. "Me perdí, no...".
"Está bien", tranquiliza Michael. "Sé donde estás. Voy a ir a buscarte, ¿de acuerdo? Me tomará un poco llegar allí, pero ya voy".
"Está bien", susurra Luke. "Lo siento".
"No lo sientas. Quédate quieto. Estaré ahí pronto".
"Sí", respira Luke.
Michael cuelga sin decir una palabra más. "¡Mamá, me llevo tu auto!" él grita. Ni siquiera está seguro de dónde está ella. Sabe que está en casa, pero no la ha visto en una hora más o menos.
Se dirige rápidamente a la puerta para ponerse los zapatos, saltando sobre un pie cuando comienza a perder el equilibrio.
"¿Tú qué?" su voz devuelve el grito, desde arriba.
"¡Volveré pronto!" Michael toma las llaves del gancho. Su mano está en el pomo de la puerta cuando su voz lo detiene, mucho más cerca esta vez
"¿A dónde crees que vas?" pregunta en voz alta, doblando la esquina y mirándolo con los ojos muy abiertos.
"Vuelvo enseguida", dice Michael de nuevo.
"¡No tienes licencia!" ella señala, las manos yendo a sus caderas.
