Capitulo 2

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Los Herithol, son una reconocida familia por su poder en la guerra y su astucia en la política, ganando reconocimiento y posicionandose como una de las 4 familias más grandes del Imperio de Aíma.

El heredero de la ultima generación se había casado con la sobrina del emperador, haciendo que la familia solo estubiera por debajo de la familia Real y el Duque de Aíma en cuanto a poder.

En este instante, la Marquesa Dianne de Herithol se encontraba tomando el té en el gran jardín de la mansión. Sus manos, de forma elegante, llevaron la taza de té a sus labios, mientras el viento ondeaba en su largo cabello violeta, creando la imagen de una mujer perteneciente a la realeza. Su piel era oscura y sus ojos eran de un color igual al del ocaso.

Dejando la taza de té en su lugar, una sirvienta que se encontraba a su izquierda, llenó nuevamente la taza.

–Dónde se encuentra mi esposo en este momento?– Preguntó a Jeferson, el cual era el mayordomo de la Mansión, que se encontraba a su diestra en ese momento.

–El señor se a encontrado ocupado ultimamente, por lo que no a salido de su oficina– Respondió el Mayordomo en una reverencia.

-Mm... Ya veo- Dianne decidio no preguntar más, sabía perfectamente que su esposo se encontraba arreglando las demandas que la corte feudal le exigía como noble.

La Marqueza y El Marquez de Herithol habían intentado desde su casamiento el tener un primogenito digno de heredar el Marquezado, pero simplemente, su esfuerzo no daba frutos, no importaba que brebaje o medicina La Marqueza tomara, no podia quedar embarazada.

Hace apenas unos años fué el que ambos decidieron el consultar con un médico, y para su mala suerte, les dieron la noticia de que la Marqueza era infertil, por lo que no importaba lo que intentaran, no podían tener un hijo que siguiera con la línea de sangre de los Hertihol, por lo que la unica opción que les quedaba era el adoptar.

El problema era que la noticia sobre su infertilidad había golpeado fuertemente a la Marqueza, por lo que decidieron posponer la opción de adoptar, y seguir intentandolo, pero despues de tantos años sin resultados, la corte feudal les había exigido al Marquez que siguiera con sus debereres como noble, y que si no podía tener un primogenito, entonces tenía que adoptar a un niño lo suficientemente capacitado, pero la opcion de adoptar aun no convencía a la Marqueza. El tener a un niño que no fuera de su misma sangre no le parecía del todo correcto, por lo que el Marquez a tratado de hacer lo mejor para buscar a un niño que pudiera satisfacer las expectativas de su esposa.

Despues de terminar su té, Dianne se levanto de su asiento -Quiero tomar un paseo por el jardín-

-Si mi señora!-

De inmediato, una sirviente abrió una enorme sombrilla para cubrir a la Marqueza de los rayos de Luz que enmanaba el sol, mientra que otra la abanicaba. Una hilera de sirvientes la seguía cada paso que daba, sin perderla de vista.

El jardín estaba rodeado de hermosas rosas rojas y blancas de un bello color. Como era a mediados de primavera, todas la flores habían brotado a la perfeccion.

Mientras Dianne se encontraba de cuclillas, aspirando el olor de una de las rosas, de repente se oye un ruido que llama la atención de todos.

-Qué es ese sonido?- Pregunta Dianne a una de las sirvientas.

-Ire a investigar de inmediato, mi señora!- En cuanto dijo esto, se dirigió hacia donde provenía el sonido, el cual era en uno de los arbustos de rosas -No puede ser! Quién se atreve a dejar un bebé aquí?!- Dice con total indignacion, a lo que las otras sirvientes sienten curiosidad y de inmediato se dirigen hacia allí.

En la Oscuridad existe la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora