Capitulo 7

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La noticia del repentino embarazo de la marquesa Herithol sorprendió a la mitad de la alta sociedad, haciendo que los nobles no pararan de hablar sobre cómo la marquesa, que era conocida como una mujer estéril, pudiera quedar embaraza.

Muchas mujeres sintieron celos y envidia, ya que pensaban, que como la marquesa era estéril, y el Marqués, que tenía una alta posición, siendo una de las grandes familias, necesitaría prontamente un bebé que sucediera su legado.

Los herederos solo se deciden si mantienen la sangre de un Herithol, por lo que un niño adoptivo, como Ciel, no podía heredar, así que muchas mujeres de la alta sociedad pensaron que el Marqués necesitaría una segunda esposa, y querían aprovechar la oportunidad para ganarse su favor y vivir una vida de ensueño, pero todas las oportunidades fueron destruidas en cuanto la noticia del milagroso embarazo de la Marquesa fue declarado.

En cuanto el Emperador y el Duque de Aima se enteraron de la noticia, un gran banquete fue celebrado, donde los protagonista principales fueron los dos Marqués. Cientos de regalos y unas que otras sonrisas falsas fueron dadas en el banquete, pero nada que no se pudiera soportar.

El duque vio felicidad en los anteriormente fríos ojos de su amada hija. Sintiéndose complacido y encantado, dio su bendición a la futura familia que esos dos formarían.

El emperador, por otra parte, no pudo evitar el pensar en el niño que los Herithol habían adoptado ¿Este acontecimiento cambiaría el cómo ven al pequeño? Rápidamente descartó esos pensamientos, ya que eran problemas de los cuales el no tenia nada que ver, pero no pudo evitar que un poco de pena por el niño apareciera en su corazón si esto ocurría.

Todo esto ocurría, mientras que en la mansión de los Herithol, los sirvientes no se separaron ni por un momento de su pequeño joven amo, preocupados de que la noticia del embarazo de la Marquesa le haya afectado, sin embargo, el pequeño Ciel actuaba como de costumbre, parecía que la noticia no le había afectado para nada, y era la verdad, ya que a pesar de tener solamente 3 años, Ciel conocía perfectamente su posición como un hijo adoptivo, y si en algún momento, el dejara de recibir el amor de sus padres adoptivos, entonces no queda nada más que volverse independiente lo más rápido posible, pero el tambien sabía muy bien, que el pensarlo, era mucho más fácil que el hacerlo.

Lo que Ciel no sabía, es que con el tiempo, el embarazo de su madre, le empezaría a molestar en gran manera....

-Madre... por favor podrías soltarme?-

-No quiero! Te vas a lastimar!-

Dianne se encontraba aprisionado al pobre Ciel en sus brazos, impidiéndole cualquier movimiento. Pequeñas lágrimas de cocodrilo caían por sus mejillas y terminaban en el suelo, mientras que Eimel se encontraba en el marco de la puerta, con el puño en la boca mientras se agarraba fuertemente el estómago, reuniendo todo su autocontrol para no terminar el suelo llorando de la risa.

Dianne ya tenía 11 semanas de embarazo, por lo que su barriga era un poco más notoria que antes. Tanto los cambios de humor, como los repentinos y raros antojos estuvieron presentes en estas largas semanas. Dianne tenía tanto a su esposo como a los sirvientes de un lado a otro con sus raras peticiones, al igual que por un rato estaba de lo más feliz, y al otro ya se quería sacar la cosa que llevaba adentro y le provocaba tanto dolor; hasta había veces donde se volvia sumamente sobreprotectora con
Ciel por cosas triviales, el cual este era uno de los casos.

Cuando Eimel ya había terminado de burlarse de su hijo menor, este fue donde su esposa y posicionó su brazo en su hombro, tratando de transmitirle tranquilidad -Cariño, es solo salir al patio, además, Emma va a estar cuidándolo, así que ya déjalo-

En la Oscuridad existe la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora