*Tock Tock* -Dianne, dejame entrar-
Eimel llevaba bastante tiempo tocando la puerta de la habitación principal donde dormian el y su esposa, pero no conseguía ninguna respuesta. Pensó por un minuto el buscar la llave y simplemente abrir la puerta, pero eso solo enojaría más a Dianne, asi que solo olvidó esa idea.
-Dianne!-
-Te dejare entrar cuando mi enojo pase!- La voz de Dianne se escuchó detras de la puerta, se oia que estaba verdaderamente molesta.
-Para cuando eso suceda, yo ya no existire en este mundo!!- Eimel sabía que cuando su esposa se enojaba, no era algo que se olvidaba con el tiempo, el mismo lo experimento varias veces, y puede afirmar que el que tu esposa te ignore por 4 meses no era para nada placentero. Al final, solo se ganó su perdon o haciendo lo que ella queria, o haciendo algo extremadamente ridiculo y vergonozo.
-Bien, entonces ya sabes cual es mi petición!-
-Dianne, esa es una idea totalmente loca! Cómo quieres que acepte el adoptar a un bebé que encontraste en los jardines?!-
De repente, se oyo el sonido de algo golpear la puerta desde el interior de la habitación.
-Entonces te dejare entrar cuando vea tus huesos completamente desvanecidos!-
-Dianne!- Eimel entendió que ese era el fin de la conversación, y que su esposa en verdad no le abriría la puerta.
Jeferson, quien había escuchado todo el drama, se acercó hacia el Marquez con simpatía. En verdad no era bueno el hacer enfadar a la Marqueza -Mi señor, quiere que prepare la habitación predestinada para usted?-
Eimel dio un leve suspiro -....lo agradecería....- Sintió como lagrimas inexistentes caían por sus ojos. No le gustaba dormir sin su esposa, se sentía demasiado solitario.
Realmente, rara vez, el y Dianne discutían sobre algun tema, ya que aunque Dianne a veces tenía una lengua afilada, ella era en verdad bastante amable y empática, y no era común que esta se enojara seriamente con Eimel, además de que el mismo trataba de no enojar a su esposa, pero cuando esto sucedía, el tiempo que podía durar su esposa enojada podia llegar más haya de su imaginación, por lo que se preparó una habitación aparte para estos momentos.
Cuando Dianne escuchó por fin los pasos de alejamiento, esta dirigió una ultima mirada a la puerta de la habitación, para luego levantarse y dirigirse a una cuna que estaba al lado de la cama. Miró al bebé, que estaba acurrucado entre las mantas, un tanto sorprendida, porque a pesar de todos los gritos, este no había llorado.
Esbozando una dulce sonrisa,
Dianne cargó al bebé en su brazos mientras lo acunó dulcemente.Hace años, cuando aun no sabía sobre su infertelidad, ella había presentado vomitos y mareos constantes, por lo que penso que estaba embarazada. Creía que por fin podría formar un familia con Eimel, por lo que aprendió de libros sobre la maternidad todo lo necesario, y hasta compró varias cosas como pañales, juguetes y cunas con esperanzas inimaginables. La noticia de su infertilidad en verdad había destruido sus ilusiones. No aceptó lo de la adopción ya que pensó que no sería igual, pero el bebé que estaba en sus brazos le daba todas esas ilusiones y sentimientos que se imaginó que sería tener un bebé con Eimel, y al parecer, los libros de maternidad le habían enseñado bien, ya que el bebé se veía bastante comodo mientras lo acunaba en sus brazos.
En verdad le gustaba este sentimiento....
Los dias se convirtieron en semanas, y las semanas en meses.
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En la Oscuridad existe la Luz
RandomCiel es el hijo adoptivo de la gran familia Herithol, la segunda familia más importante de todo el imperio Aima. A la corta edad de 8 años, Ciel había desarrollado una gran belleza por sus ojos y cabellos de color peculiar, los cuales eran tan negro...