Con el paso del tiempo he aprendido que uno siempre puede perdonar más de lo que cree. Normalmente decimos "no" o "depende" a las preguntas típicas de "¿Perdonarías infidelidad? ¿una traición? ¿una mentira?", pero... ¿qué haríamos realmente en esa situación? La vida me ha enseñado que cuando uno ama a alguien es capaz de perdonar hasta lo imperdonable.
Posiblemente el orgullo u otros sentimientos similares son los que hacen que digamos adiós y pongamos fin a ciertas relaciones, aunque en el fondo no queramos hacerlo porque dentro de nosotros está la duda de qué pasará si nos alejamos de esas personas para dejar a otras que entren en nuestra vida de golpe. Y yo me pregunto: ¿alguna vez nuestros sentimientos desaparecen por completo? ¿llegamos a olvidar a esas personas?
He aprendido que si uno ama luego es difícil odiar; que el silencio es bueno cuando necesitamos estar con nosotros mismos porque necesitamos aclarar nuestros sentimientos y hacer un repaso a nuestra vida, pero se puede convertir en un puñal cuando te das cuenta de la realidad, cuando no dejas de darle vueltas a tus pensamientos y descubres la verdad. El silencio puede acabar matando.
También aprendí que la verdad duele un par de días, pero que la mentira puede doler toda la vida.Aprendí que es mejor hablar que quedarse callado, y que para solucionar los problemas no hay que discutir.
Aprendí que en ocasiones es mejor dejar el orgullo a un lado y actuar en lugar de esperar a que el otro lo haga primero.
Aprendí que una sorpresa con mucho cariño siempre roba miles de sonrisas y que siempre te va a hacer feliz escuchar algún "te quiero" o "te amo" de esa persona tan importante para ti.
Aprendí que mostrar nuestros sentimientos no es algo malo y que quizá alguien más se sienta como nosotros.
Aprendí que la mejor voz es la del corazón y la del alma, pero nunca la del orgullo o la soberbia, porque siempre se acaba lastimando a alguien.
Aprendí que las desilusiones a veces son necesarias para no tropezar de nuevo con la misma piedra.
Aprendí que no existen los imposibles, que somos los seres humanos quienes los creamos y quienes nos ponemos límites para luego quejarnos.
Aprendí que cada persona siente y piensa diferente a nosotros y eso no les hace tener unas opiniones menos válidas.
Aprendí que el tiempo no cura, simplemente acostumbra. Que lo bueno a veces no es tan bueno y lo malo no es tan malo.
Aprendí que los amores eternos pueden terminar en una noche y que los grandes amigos pueden acabar siendo grandes desconocidos.
Aprendí que nunca llegamos a conocer a alguien a la perfección, que el "nunca más" nunca se cumple y que el "siempre" siempre acaba.
Aprendí que no se puede dar marcha atrás por mucho que queramos. Lo que ha pasado, pasado está.- H.
ESTÁS LEYENDO
Lo que aprendí gracias al dolor.
PoetryUna recopilación de textos independientes escritos por mí.