"Qué sabio fue el destino cuando te puso en mi camino" pensamos cuando creemos que vamos a tener toda una vida por delante con la persona que amas, pero ¿y si no es así? Quizás el destino no sea tan sabio y se equivoque, quizás nuestra persona sea la que menos esperamos.
Seamos realistas, puede que al principio todo sea de mil colores, pero en la mayoría de los casos ese color se va convirtiendo poco a poco en gris hasta llegar a negro, cada vez más oscuro; van llegando esos momentos en los que tarda días en contestarte a un simple "Hola, ¿cómo te ha ido el día?", van llegando esos momentos en los que siempre tienes que empezar tú la conversación, cuando antes os pasabais el día hablando y hablando, todo el día pegados a la pantalla solo por estar un poco más cerca de esa persona que físicamente estaba a kilómetros de ti, esa persona que tanto te importaba, pero que poco a poco se ha ido alejando de ti y que te ha demostrado que no merece la pena derramar ni una sola lágrima.
Tú insistes, insistes porque le quieres y te importa tanto que no quieres perderle. Lloras todas las noches antes de dormirte abrazado a tu propia almohada deseando que todo fuese mejor, lloras porque pensabas que ibais a estar juntos para siempre, pero la vida no ha querido.
Y de repente un día te paras a pensar que quizás ya no sea cosa del destino, si no de esa persona, porque el destino se encarga de juntarnos, pero seguir unidos ya es cosa nuestra; soportar cada pelea, cada vacile, cada pique, cada ataque de celos... eso ya no lo decide el destino, seguir luchando para que todo salga bien es decisión nuestra, pero decidimos rendirnos y tomar caminos diferentes.
Y es que a veces debes dejar ir a la gente que más quiere para que pueda ser feliz, aunque a ti te deje destrozado.- H.
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Lo que aprendí gracias al dolor.
PoetryUna recopilación de textos independientes escritos por mí.