Apareciste en mi vida gracias a las redes sociales, como una gran parte de mis amigos. Durante meses fuiste una persona indiferente para mí, pero poco a poco te fuiste ganando un hueco en mis días, hasta llegué a pensar que eras lo mejor que me había pasado durante todo el año. Creí que eras la suerte de mi vida.
Fueron meses maravillosos de amistad, noches enteras en videollamada riendo, haciendo de psicólogos, cantando, escuchándonos el uno al otro. Pero eso tuvo que llegar a su fin, y aunque a veces lo eche de menos porque fuiste un gran amigo, agradezco que te fueses, porque me demostraste que quizás no eras la suerte de mi vida, que esa suerte estaba por llegar y que tú tenías que irte para dejarle hueco a él.
A veces te pienso. A veces me acuerdo de ti y de todos los consejos que me diste, de todo lo que vivimos juntos aun sin estarlo, porque nos separaba la distancia, pero también nos separaban los sentimientos, aquellos que se interpusieron en el camino y que, puede que por su culpa, nuestra amistad se fuese al traste.
- H.
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Lo que aprendí gracias al dolor.
PoesíaUna recopilación de textos independientes escritos por mí.
