Capitulo 22 "Mi turno de vengarme"

177 11 0
                                    

-Belén… por favor –Lanzo un chillido. –No me dejes ¿Qué mierda hice? –Me acerco a ella gateando. La agarro por los hombros y pido alguna respuesta pero ella solo me mira.

-No… -Parpadea suavemente – el...

-Estoy aquí, no te dejare. –Ella sonríe y yo acaricio su mejilla. –Eres hermosa ¿Sabes?

-Tu… también…  -Me dice marcando una sonrisa y sus hermosos oyuelos.

Empiezo a llorar con todas mis fuerzas, a gritar, a querer retroceder el tiempo. ¿Qué hice?

Héctor ni se mueve.

Miro fijamente su rostro, pero ella no me mira, ella mira a alguien y estira su mano. Yo me volteo y noto que un chico, bien arreglado la pide la mano.

-¿Quién es? –Pregunto desesperadamente, pero ella no me mira. – ¿Quién eres?

-Te espere. –Susurra él.  ¿Alex? Alex.

Ella se levanta sin ningún esfuerzo y le da un suave abrazo, luego caminan juntos hasta salir por la puerta. Me levanto rápidamente y salgo por la puerta, pero ellos ya no están.

Empiezo a gritar.

Vuelvo a la sala y ahí está ella, con toda su pansa sangrada, con los ojos cerrados, sin pulso, sin vida.

Empiezo a volverme loca, empiezo hacer un gran berrinche. Tiro todo al suelo. Mate a mi amiga. Fue mi culpa. Si yo hubiera dicho que no desde un principio nada de esto hubiera pasado.

Agarro la lámpara y la tiro sobre la cara de Héctor, lastimándolo peor. 

Me dirijo a buscar algún teléfono por toda la planta de esta casa, sin mucha fuerza hasta que la encuentro. Marco 911 y responden.

-Eh matado a mi amiga.

-¿Qué?

-Está muerta.

-Podría darme la dirección por favor.

-No lo sé, nos secuestraron.

-Mire por la ventana más cercana y dígame si puede buscar alguna ayuda para guiarse. –Corro la cortina que está adelante mío y miro hacia la calle.  En frente hay una panadería “los buenos hermanos”

-Al...

-Siga por favor.

-Yo la mate. –Corto.

Trato de correr hacia la calle. ¿Qué mierda hice? Tengo que ir a casa.

Guardo un arma y empiezo a correr. La puerta principal está cerrada, todas están cerradas.

Encuentro una escultura pesada y la lanzo contra el vidrio. Miro el reloj y son las ocho de la mañana. Rompo el vidrio y salgo intentando no lastimarme con los trozos. Cuando me doy cuenta, varias personas se detuvieron frente la casa. Trato de ignorarlos y seguir adelante. Pero no me dejan, un anciano se pone en el medio.

-¿Qué haces?

-Aléjate. –Le digo empujándolo.

Una señora me agarra del brazo y le pido que me suelte.  No lo hace así que mi única opción es sacar el arma y lo hago. Ella y las otras personas se alejan y alzan las manos. Yo salgo corriendo, pero cuando me aproximo a la esquina una patrulla de policía baja de la camioneta, me piden que me detengan así que lo hago. Basta de problemas.

Uno de los tantos me pide que me apoye contra la camioneta y obedezco de nuevo. Empieza a toquetearme todo y luego me esposa. No digo ni una sola palabra en todo el recorrido. Cuando entramos a la comisaria me llevan directamente a la sala con un espejo grande, obvio que es para la gente que este del otro lado vea.

Una señora se posa sobre el asiendo de en frente y empieza hacerme preguntas. Cuento absolutamente todo, todo desde que entre al internado hasta lo que paso hace diez minutos.

Dos policías entran y me sacan de ese cuarto, luego me llevan a una celda y me quedo ahí hasta casi las cinco de la tarde cuando entran los mismos policías y me dejan salir hasta la oficina principal. Ahí está sentada Tifa mirándome tristemente. Me agarra del brazo y luego me abraza mientras se levanta del asiento. Me mira fijamente y luego me saca de este lugar. Caminamos hasta su auto, uno del género de los sesenta. Nos subimos y nos dirigimos al internado.

Pasado casi media hora empiezo a llorar y la miro.

-Perdón… -Le pido pero ella me interrumpe poniéndome la mano en frente.

-No tienes nada que decir, se lo que sientes. Desde un principio te lo dije. Te ayudare Noel.

-¿Cómo es posible que me ayudes? No puedes hacer nada que me ayude.

-Eso crees tú, mañana saldrás de este lugar de mierda e iras directo a tu casa. ¿Entiendes? –Me dice mientras me da un golpe en el hombro. Llegamos al internado. –No, ¿sabes algo?

-¿Qué?

 -Iremos en este mismo momento.

Noel no está loca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora