Capitulo 16

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Los gritos de Belén me despierta. Esta agitándose y luego cae al suelo. Me levanto rápidamente y la ayudo. Agarro sus hombros y la reanimo hasta que ella abre los ojos y tranquiliza su respiración.

-  ¿Estás bien?

-  ¿Tu estas bien? –Pregunta ella confundida.

-  Creo… que sí. –La ayudo  a sentarse en su cama. – ¿Qué ha pasado?

-  Tuve una pesadilla, nada malo. –Sigue mirándome confiadamente y se resfriega la cara.

-  Vuelve a dormir, solo fue un sueño.

-  Está bien… gracias. –Dice acariciando mi mano. Yo me voy a mi cama y me recuesto de nuevo. – ¿Noel? –Dice y hace una pausa. –Gracias…

-  Está bien, no hay problema Belén.

Creo que tendría que pedirle perdón por lo de ayer, pero… en realidad no sé lo que me sucedió, estuve muy molesta sin razón alguna, estuve consiente de lo que hacía pero no podía controlar mi furia.

Ya pasan casi quince minutos, yo sigo despierta mirando al techo y pensando en la vida, en que todo este tiempo estuve buscándome, y nunca supe que yo estaba perdida, cada día sigo aquí, sigo cambiando, siento que tengo que hacer cosas que no puedo controlar, siento que tengo que salir de aquí y proteger a mi madre, pero lo único que hago es hundirme más y más. No tengo salvación, Ana tampoco, cuando salga de aquí tendré que ir con Rafael. No me queda nada, nada de nada. Realmente no estoy loca, no lo estoy. Toda mi vida me pregunte por qué dios me trajo aquí, todos dicen que hay una misión, pero yo no la tengo. Desde que mi padre falleció todo cambio. Quiero estar con él, quiero ser libre y si no lo soy, prefiero no seguir aquí. Le temo a la muerte pero también le temo a la vida. Estoy en un largo viaje y no sé dónde terminara, pero sé dónde empezara, sé que esto cambiara todo, si lo que estoy pensando funciona, y es bastante obvio que si funcionara, podre ser libre y si no hay nada después de la vida, bueno, no importa. Lo único que quiero es irme de aquí, no solamente de este lugar porque afuera también me espera otra prisión, también me espera otra lucha y no creo que seré capaz de seguir, no soy capaz de seguir ahora…

Todos dicen que soy muy joven para entender el significado de la vida, que tengo que madurar. Pero ¿A que llamamos madurar? ¿Nunca han saltado de la alegría? ¿Nunca jugaron con alguien? ¿Nunca lloraron por cosas tontas? ¿Y siendo grandes? No creo que esa palabra tenga un significado concreto, nadie es una persona madura, nadie es una manzana caída de ese árbol. Que nació de esa semilla. Quizá algunas manzanas sean para comer, otras salen erróneas, yo soy un error. No tengo nada. Me gustaría mostrarle al mundo, que nadie es importante y que todos somos igual, que después de vivir la vida ya no hay nada más que hacer, solo esperar a que nos llegue la muerte y yo no quiero esperar más. Entonces que me despierten cuando sea más savia y más vieja.

Me levanto de la cama y me dirijo al pasillo, la puerta ya no está con traba, así que puedo salir fácilmente. Belén me pregunta a donde voy y yo solo la miro llorando. Ella se desespera y se levanta rápidamente.

-  Noel…

-  Déjame, por favor. –Le digo llorando cada vez más fuerte.

Al final del pasillo hay una ventana grande. Mi viaje comienza ahí.

Belén se arrima a la puerta y me agarra del brazo, pregunta que voy a hacer pero las palabras no salen de mi boca. Empiezo a correr, paso tras paso, cada segundo se va perdiendo, lo que uno espera con mucha ansiedad, cuando se da cuenta, ya ha pasado ese momento.

Todo se empieza a mover en cámara lenta. Muy despacio todo, quizá para que vea lo inteligente que es el ser humano, para que mire que la vida solo consta de vivirla, quizá esa es mi misión. Vivir la vida. Pero no, no me rendiré esta vez.

Empiezo a correr más rápido en dirección de la venta y paso el gran pasillo de los dormitorios. No veo ningún guardia y tampoco a ninguna hermana. Escucho mi nombre, muy lento y suave. Me volteo y es Belén que estira su brazo hacia mí.  Luego salta sobre mí y me monta. Ambas caemos al piso.

- ¡Noel! ¿Estas demente? –Me pregunta ella, agarrándo mi rostro con ambas manos. Yo solo lloro. –Ven, vamos al cuarto. -Me levanta y me arrastra hasta él.

Cuando entramos al cuarto, ella se sienta al lado mío en mi cama. Me acaricia la espalda y luego me abraza.

- Mira Noel, lo que acabas de hacer, no tiene ningún fin. Muerta no serás nadie, y si, sé que querías hacer eso, yo pase por lo mismo. Por eso estoy aquí. - Es verdad, ella nunca dijo o me dijo, por qué está aquí. –No me importa la cachetada que me has pegado ayer, necesitas a alguien a tu lado, yo te considero una persona fuerte y ¿Sabes qué? Puedes contar conmigo. Me han hablado de ti, me han dicho que tú tienes esperanza. Que tú das esperanza. Simplemente demuéstrale al mundo lo que eres capaz de hacer por ti misma. Tú hiciste que yo empezara hablar, es muy loco pero es cierto. Yo noto valentía en tu interior. Ahora te contare porque estoy aquí ¿Está bien? –Dice ella y yo asiento. 

Noel no está loca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora