✨Híbrido✨

🐻14🐻

Noruega.

La nieve cubría la punta de las montañas, el frío de la mañana choco contra su rostro, alborotando aún más su rebelde melena albina, Su cuerpo se estremeció al sentir una corriente de aire fría adentrarse bajo su ropa y chocar contra su piel cálida bajo la ropa.

Un joven Rubén caminaba de ida al colegio, llevo su mano hasta el bolsillo derecho de su chamarra y saco un gorrito de un bonito color verde y algunas piedras de decoración amatistas. Se le podría decir que era muy "Femenino" el gorrito, pero era un regalo que su madre hizo con cariño y devoción. No lo iba a dejar tirado por ahí.

Se acomodo el cabello tratando de tapar las con el y acomodar mejor el gorro para que no se notaran, era incómodo y difícil lidiar con sus afelpadas y suaves orejitas que sobre salían de su cabello. Su madre amaba acariciarlas y comprobar una y otra vez lo suaves que eran.

Rubén le gustaban sus orejas de oso, ellas le daban complemento a lo que es y su curiosa raza, aún que había quienes no apreciaban de manera tan grata la apariencia del chico; él albino nunca le tomo importancia a las orejas en su niñez, solo se dedicaba a jugar, correr y hacer cualquier travesura.

Pero a medida que fue creciendo, los niños con quién él jugaban empezaron a tomarle más y más interés en las orejas del Omega oso. No era común ver orejas en un niño.

¿Por qué los demás no tenían eso y él sí?

Al principio fue un interés sano, es decir, los comentarios de lo demás pequeños no pasaban de:

"¡Mira, que lindo!"

"¡Son suaves!"

"¡Yo quiero tener orejas bonitas como las de Rubén!"

Nada de comentarios mal intencionados, ni tratos diferentes. No, esto fue apareciendo cuando uno de los niños comento aquellas características del albino a sus padres, solo llego corriendo y feliz por qué había visto algo increíble y lo quería igual.

La culpa de que los niños se comporten con actitudes agresivas o denigrantes es por qué toman de lo que aprenden en sus casas y como para ellos eso es "Normal", ¿Por qué no hacer los mismo?

Gran error.

Bastó solo unas semanas para que aquellos pocos niños que se juntaban con Rubén, fueron alejándose con sus cabecitas llenas de prejuicios y palabras dichas por sus Padres.

Claro, también hay unos que por la sencilla razón de que ese niño es diferente. Lo marcaba como raro o fenómeno.

Rubén no sabía el por qué sus amigos de alejaban corriendo de él, asustados y asqueados.

¿Que pasaba?, Pensaba Rubén mirando a la lejanía a los niños con sus padres mirándolo como si de un bicho raro fuera. Vigilando a sus hijos para que no se acercarán a ese niño.

Él albino varios días volvió a su hogar con un semblante triste, su madre sabía lo que se rumoreaba en ese pueblo. No había tardado en saber la razón.

Busco la manera de que su pequeño hijo no empezará a odiar su aspecto, él solo era un niño de seis años para cuándo el tormento comenzó.

A medida que fue creciendo, las cosas no tomaron un ritmo favorable. Aún que no pasarán de insultos hacia su aspecto y miradas de asco; su madre le había hablado de no prestarles atención y que solo siguiera su camino.

Las palabras hieren más que un golpe, te van rompiendo poquito a poco desde tu interior. Rompiendo y destruyendo todo pensamiento o cariño hacia ti mismo. Llegando hasta el horrible punto de pensar igual y destruirte tu mismo por fuera. Rubén solo tenía Diez años, cuando empezo a prestar atención a las palabras de otros.